Por Leonardo Coscia
AIJ, una enfermedad crónica de la infancia
7 de noviembre de 2008
En la Argentina, 1 de cada 1000 niños de entre 0 y 16 años padecen artritis idiopática juvenil; el 75% son niñas.
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es una enfermedad crónica de la infancia, caracterizada por la inflamación de la capa que reviste las articulaciones u otros órganos internos.
Los principales síntomas suelen ser fiebre persistente sin causa aparente con erupciones en la piel y el aumento del tamaño de algunas articulaciones acompañadas de dolor. Su evolución puede llevar a los niños a sufrir discapacidades permanentes como ceguera, trastornos del crecimiento y osteoporosis, entre otras.
Los tratamientos actuales buscan principalmente reducir el dolor y la inflamación para limitar el daño a las articulaciones, mantener y mejorar la función de las mismas y prevenir deformaciones. Los fármacos denominados biológicos son una opción prometedora. Actúan reduciendo la inflamación y aliviando el dolor mientras se combate la enfermedad.
El producto biológico que cuenta con más experiencia y con más años en el país es el etanercept. El laboratorio Wyeth acaba de lanzar en el país la presentación pediátrica de esta medicación. Este formato permite la autoadministración ambulatoria no invasiva, un uso racional del fármaco y la posibilidad de ser conservado en heladera.
“En un estudio realizado para la FDA, alrededor del 80 % de los pacientes pediátricos tratados con etanercep mostraron significativas mejorías a los 3 meses de tratamiento”, señaló Rubén Cuttica, Jefe del servicio de Reumatología del Hospital Pedro de Elizalde.
Por su parte el metotrexato muestra significativas mejoras durante los primeros 6 meses, pero luego los resultados se amesetan sin presentar mejoría o remisión.
Los tratamientos con biológicos son al mismo tiempo acompañados por terapias de rehabilitación, terapias psicológicas, hidroterapias y la practica de deportes como la natación.
La AIJ no es una enfermedad hereditaria ya que no se puede transmitir directamente de padres a hijos. Sí que existen factores genéticos que predisponen a padecerla. Sin embargo, y aunque exista esta predisposición genética, es excepcional que dos niños de una misma familia la padezcan.