Por Leonardo Coscia
Prebióticos y su relación con las alergias
25 de julio de 2008
Las estadísticas mundiales señalan que las alergias afectan a un 20 % de la población general y que la prevalencia de las enfermedades alérgicas está en aumento. Además, un gran porcentaje de alergias de la infancia pueden persistir durante la vida adulta.
Debido a ello, la composición de la flora intestinal juega un rol clave en el desarrollo del sistema inmune del bebé, con posterioridad a su nacimiento, para un crecimiento saludable y una reducción en la incidencia de las alergias. Un reciente estudio determinó que la incorporación de prebióticos durante los primeros dos años de vida, redujo la incidencia de dermatitis atópica en un 50 %, así como el nivel de infecciones en un 65 % en comparación con niños que no los recibieron.
Los oligosacáridos prebióticos son componentes normales de la leche materna que actúan como refuerzo del sistema inmune del bebé, favoreciendo el desarrollo de determinadas bacterias como las bifidobacterias o los lactobacilos.
Liliana Trifone, Jefa de la Sección Nutrición y Diabetes del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y Vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición, destacó que “la lactancia materna es considerada universalmente el “patrón oro” en la alimentación del lactante”.
“Sus acciones biológicas y benéficas sobre el crecimiento y desarrollo en salud del niño se deben a su equilibrada composición y biodisponibilidad de nutrientes. Entre sus compuestos se destaca el tercer mayor componente representado por los prebióticos, oligosacáridos importantes en el desarrollo del sistema de defensa inmune y de la microbiota intestinal del lactante. Los resultados de las últimas investigaciones han demostrado la importancia del desarrollo del sistema inmunológico del niño tanto en la salud como en la enfermedad”, dijo la especialista.
Los bebés que no tienen un desarrollo completo de su microbiota intestinal al nacer, son más propensos y vulnerables a contraer infecciones y desarrollar otro tipo de afecciones, por ejemplo alergias. La leche materna, contiene nutrientes que tienen un alto impacto en el crecimiento de las “bacterias buenas” en el intestino del bebé, ayudando al crecimiento rápido de la flora intestinal así como al sistema inmune, principalmente a través de uno de sus componentes esenciales: los oligosacáridos prebióticos.
Si bien la leche materna es el alimento más adecuado para brindar una nutrición completa a los lactantes y niños pequeños, en aquellos casos en que las madres no pueden alimentar a sus bebés con leche materna, es importante consultar con el pediatra acerca de otras alternativas indicadas para un correcto crecimiento y desarrollo, tales como fórmulas infantiles adaptadas a las necesidades de los lactantes.
”En aquellos casos en los cuales el bebé no puede ser alimentado con leche materna se han desarrollado fórmulas infantiles que se asemejen a la leche materna en su composición, en la acción y efecto de los prebióticos. Es por ello que se incorporó una mezcla de 90% de oligosacáridos (GOS)/ 10% de fructoligosacáridos (FOS), con la finalidad de mantener una microbiota dominante en los alimentados con fórmula similar a la de los que reciben lactancia materna”, puntualizó Trifone.
Las fórmulas infantiles adicionadas con prebióticos actúan reforzando el sistema inmune de manera natural y de forma similar a los oligosacáridos contenidos en la leche materna. En la medida en que el sistema inmune se fortalece de manera natural, alergias e infecciones pueden verse reducidas.
Las nuevas evidencias científicas acerca de los prebióticos, realizadas en base a datos de seguimiento de pacientes estudiados tanto durante su primer año de vida y con posterioridad, a los 24 meses, indicaron que los oligosacáridos prebióticos (GOS/FOS), cuando son incluidos en la alimentación en etapas tempranas de la vida, tienen un efecto protector contra la atopía (grupo de trastornos alérgicos), con una duración más allá de la infancia, hasta los 2 años de vida.
El estudio, que se realizó en el Hospital Maternal Macedonio Melloni de Milán, incluyó a más de 200 niños con riesgo de alergia y con una historia de eczema atópico, rinitis alérgica y asma.
Como resultados principales, se determinó que los niños que habían sido alimentados con fórmulas que contenían prebióticos, a los 24 meses de vida tuvieron un 50% menos de dermatitis atópica respecto al grupo de niños que recibió fórmulas sin prebióticos. También se observó en el mismo grupo, una reducción significativa de infecciones de aproximadamente un 65%.
“Los resultados de estas investigaciones son de una gran trascendencia y sus implicancias representan un gran beneficio por su interacción con el sistema inmune del bebé. En función de estos hallazgos es que se convierten en una alternativa nutricional muy útil, cuando no hay posibilidad de recibir lactancia, para la alimentación artificial con fórmulas adicionadas con esta mezcla de prebióticos, especialmente en quienes tienen historia familiar o riesgo de enfermedades atópicas en el primer año de vida”, manifestó Trifone.
Datos adicionales de la investigación, demostraron a su vez que el efecto fortalecedor del sistema inmune de esta mezcla, actúa no sólo en la prevención de la atopía, sino también en la prevención de infecciones, particularmente en las que requieren tratamiento con antibióticos y en la otitis media.