Por Leonardo Coscia
El consumo de alcohol y las fracturas óseas
2 de julio de 2008
Numerosas investigaciones han mostrado un cierto nivel de protección del consumo moderado sobre el riesgo de osteoporosis y fracturas óseas. La revista The American Journal of Medicine publicó en su edición de mayo de 2008 un importante estudio en el que se realizó una revisión sistemática y un meta-análisis de investigaciones publicadas sobre el tema, utilizando una metodología rigurosa.
La mayoría de las investigaciones se habían realizado en adultos norteamericanos o europeos, blancos, de más de 50 años y los resultados se habían ajustado por edad, índice de masa corporal y consumo de tabaco.
Los resultados más relevantes indicaron que:
a) había una relación en forma de “J” entre consumo de alcohol y riesgo de fractura de cadera, en la que quienes consumían hasta una bebida alcohólica diaria tenían el menor riesgo. En comparación con abstemios, los consumidores moderados tenían un menor riesgo de fractura que los consumidores de mayor cantidad.
b) el mayor consumo de alcohol (hasta dos bebidas diarias) estaba asociado de manera lineal con mayor densidad ósea.
c) la literatura científica disponible es insuficiente para determinar el rango preciso de consumo de alcohol que maximizaría la densidad ósea y minimizaría el riesgo de fractura de cadera.
Según explicó Gerardo Tálamo, asesor científico de Cerveceros Latinoamericanos, debido a que los estudios analizados registraban el consumo de alcohol utilizando diversas unidades de medida, los autores convirtieron el consumo de alcohol en “bebidas por día” estimando que cada bebida estándar era equivalente a 14 g ó 17 mililítros de alcohol puro.
Los autores concluyeron que “la mejor evidencia actual sobre los efectos del alcohol en la densidad ósea sugiere que, en comparación con abstemios, el consumo de hasta una bebida diaria está asociado con un menor riesgo de fractura osteoporótica de cadera. Más aun, la mayor parte de la evidencia apoya un efecto beneficioso del consumo moderado de alcohol sobre la densidad ósea. Sin embargo, la evidencia es insuficiente para determinar asociaciones relativas entre consumo de alcohol y densidad ósea en bebedores moderados comparándolos con bebedores de alto
consumo”.
La osteoporosis es una enfermedad en la cual disminuye la cantidad de minerales en el hueso, perdiendo fuerza la parte de hueso trabecular y reduciéndose la zona cortical por un defecto en la absorción del calcio, lo que los vuelve quebradizos y susceptibles de fracturas y de microfracturas, así como anemia y ceguera. La densidad mineral de los huesos se establece mediante la densitometría ósea.
Esta afección se produce sobre todo en mujeres, amenorreicas o post-menopaúsicas debido a la disminución del número de estrógenos y otras carencias hormonales . La deficiencia de calcio y vitamina D por malnutrición, así como el consumo de tabaco, cafeína y la vida sedentaria incrementan el riesgo de padecer osteoporosis; la posibilidad de aparición en bulimaréxicas es elevada.
La práctica de ejercicio y un aporte extra de calcio antes de la menopausia favorecen el mantenimiento óseo. En ciertos casos, se pueden administrar parches hormonales, aunque siempre bajo estricto control ginecológico.
Los huesos están sometidos a un remodelado continuo mediante procesos de formación y reabsorción; también sirven como reservorio de calcio del organismo. A partir de los 35 años se inicia la pérdida de pequeñas cantidades de hueso. Múltiples enfermedades o hábitos de vida sedentarios pueden incrementar la pérdida de hueso ocasionando osteoporosis a una edad más precoz. Algunas mujeres están, también, predispuestas a la osteoporosis por una baja masa ósea en la edad adulta.
La menopausia es la causa principal de osteoporosis en las mujeres, debido a la disminución de los niveles de estrógenos. La pérdida de estrógenos por la menopausia fisiológica o por la extirpación quirúrgica de los ovarios, ocasiona una rápida pérdida de hueso. Las mujeres, especialmente las caucásicas y asiáticas, tienen una menor masa ósea que los hombres. La pérdida de hueso ocasiona una menor resistencia del mismo, que conduce fácilmente a fracturas de la muñeca, columna y la cadera.