Por Leonardo Coscia
El dengue, una amenaza latente
15 de marzo de 2007
Hasta no hace mucho tiempo, el dengue era un peligro en potencial en Argentina. Pero en los últimos días la situación cambió radicalmente. Con más de 200 casos probables en todo el territorio (distribuidos entre el Gran Buenos Aires y las provincias de Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes), este mal, que es transmitido por el mosquito aedes aegypti, se ha convertido en una amenaza sanitaria de primer orden.
Ante esta situación, la comunidad médica local se encuentra en estado de alerta, más teniendo en cuenta que en la vecina Paraguay el año último se detectaron 200 casos mientras que este año el número de los enfermos afectados fue de 50.000.
El dengue es una enfermedad viral grave transmitida por el mosquito aedes aegypti, un insecto originario de Africa, que se desarrolla en las zonas tropicales y templadas debido a que su vector prefiere el entorno humano (las viviendas, los patios y calles) y utiliza normalmente las pequeñas acumulaciones de agua estancada como criadero. Por lo general, deposita los huevos en botellas, palanganas, latas, floreros, baldes, cubiertas de autos, bebederos de animales, en los troncos de los árboles, pozos, inodoros y otros instrumentos sanitarios fuera de uso.
Si bien el verano y el principio del otoño son las épocas propicias para su expansión, la llegada del invierno no indica la desaparición del problema, que suele reaparecer con su finalización y, por lo general, con más ímpetu.
Darle la confirmación a un paciente del cual se sospecha que transporta el virus es difícil. Si bien se puede hacer un estudio, el IgM (de inmunoglobulina, por el método Elisa), éste no confirma sino que ayuda a establecer el grado de probabilidad de que el paciente esté infectado. La enfermedad suele presentarse en tres formas diferentes: la clásica, la hemorrágica y el síndrome de choque del dengue. En el primero de los casos, los síntomas básicos son los de un cuadro gripal: brusca fiebre alta, fuertes dolores detrás de los ojos y en la cabeza, náuseas y vómitos, además de una erupción parecida a la del sarampión y molestias musculares y en las articulaciones. Esta primera forma de la enfermedad raramente es causante de muerte. Los síntomas del dengue clásico se repiten en el hemorrágico y en el síndrome de choque, sólo que se agravan.
No obstante, en el dengue hemorrágico, se agregan severos y continuos dolores abdominales, hemorragias internas y vómitos frecuentes, en ocasiones con sangre, y si el cuerpo médico no da el diagnóstico correcto la mortalidad puede llegar a un 30 por ciento de los pacientes infectados.
Por su parte, el tercer caso se produce en pacientes graves, cuando han sufrido una recaída tras una fiebre de algunos días de duración y se suman problemas de insuficiencia circulatoria y respiratoria, disminución de la temperatura corporal, y aceleración y debilitamiento del pulso. En este último caso, si no se administra el tratamiento apropiado el peligro de muerte es considerable. Hasta el momento, no existe ningún medicamento que cure la enfermedad.
Cuando se sospecha que un paciente está infectado, se le indica que limpie bien el entorno donde vive para evitar que sea picado y que a su vez él infecte al mosquito que seguirá así transmitiendo el virus. En el caso de personas de bajos recursos en este momento se optando por la internación o aislamiento de por lo menos cinco días. El tratamiento se basa en el reposo y los antitérmicos, aunque no es recomendable el uso de la aspirina.
Las acciones sobre el mosquito, la prevención y la educación son las principales armas para combatirla. Los larvicidas y otros productos químicos pueden ayudar a reducir la población de vectores pero al ser la vivienda el principal hábitat de estos insectos, ninguna fumigación resulta del todo efectiva, a lo que se suma que el mosquito en estado de pupa no se alimenta.
Por otra parte, el avistamiento de un Aedes aegypti, mosquito de tamaño medio, color generalmente oscuro y una parte posterior voluminosa con manchas plateadas, denuncia la presencia cercana de un nido ya que suelen ser sedentarios, y no se alejan más de 100 metros del criadero, aunque no es fácil reconocerlos en su estado de huevo por su pequeño tamaño.
El dengue es una enfermedad viral, provocada por un arbovirus del grupo B (togavirus) y puede ser causada por uno de varios serotipos distribuidos ampliamente entre las latitudes 25º norte y 25º sur. Por ejemplo el Caribe, incluyendo Costa Rica y Cuba, Centroamérica, Africa etc. El periodo de incubación es de 3 a 15 días, por lo general 5 a 8 días.
Él diagnóstico suele ser difícil al principio y no se puede diferenciar del paludismo, la fiebre amarilla y la influenza, pero una vez que aparece el exantema que se asemeja a la rubéola, el diagnóstico suele ser fácil. Es característica la leucopenia. Durante la fase aguda es posible aislar el virus de la sangre. Las medidas profilácticas disponibles, incluyen control de mosquitos mediante mallas y repelentes de insectos.