Por Leonardo Coscia
Nuevas opciones en el campo de la fertilización
13 de diciembre de 2006
Tener un hijo es uno de los más grandes deseos que puede tener un ser humano, pero muchas veces la vida pone obstáculos y esta tarea no se vuelve nada sencilla. Según los cálculos, ocho de cada diez parejas en edad fértil, manteniendo relaciones sexuales regulares, consiguen un embarazo durante el primer año. Sin embargo, entre el 15 y el 17 por ciento presentan imposibilidades para concebir un hijo.
Ahora, la ciencia abre una nueva esperanza para aquellas parejas con dificultades, ya que a partir del estudio del estado y la calidad de los óvulos y los espermatozoides es posible, incluso, prevenir el traspaso de enfermedades genéticas al futuro bebé. Las herramientas farmacológicas constituyen un aliado imprescindible para el éxito del método seleccionado.
En la actualidad, el abordaje de los inconvenientes para concebir en forma natural se ha convertido en una especialidad dentro de la cual el principal objetivo es el estudio detallado de cada pareja para poder elegir el método de tratamiento más adecuado sin dejar ninguna variable librada al azar.
“Afortunadamente en la Argentina contamos con todos los tipos de tratamientos de reproducción humana que se manejan a nivel mundial, desde una simple estimulación de la ovulación con Gonadotrofinas recombinantes hasta el diagnóstico genético preimplantatorio (DGP) que en la actualidad representa el avance científico a nivel reproductivo mas importante de los últimos cinco años”, señaló Fernando Neuspiller, médico especialista en reproducción humana integrante de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER), en declaraciones a la agencia Pro-Salud News.
De acuerdo con el especialista, los procedimientos para lograr la reproducción se dividen clásicamente en tratamientos de baja y alta complejidad. Entre los de baja complejidad se encuentran la estimulación de la ovulación en mujeres, y la inseminación artificial en la cual por medio de un catéter se depositan los espermatozoides capacitados dentro de la cavidad uterina. En tanto, los segundos consisten la implementación de técnicas más desarrolladas y específicas entre las que se destacan la Fecundación in Vitro (FIV) y la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI). No obstante, en cada caso hay que tener en cuenta la calidad y el origen de los espermatozoides como así también el estado de los óvulos.
Al respecto, Neuspiller remarcó que “dentro de esta variante se ha desarrollado hace algunos años un método molecular que permite estudiar la carga genética logrando, en aquellas parejas portadoras de enfermedades de este origen ligadas al sexo, poder transferir embriones sanos disminuyendo a cero el riesgo de dichas patologías”.
Según los expertos, los medicamentos vinculados a los tratamientos de reproducción asistida han sido el motor generador del gran cambio que sufrió la medicina reproductiva en los últimos veinte años. La aparición de las gonadotrofinas recombinantes ha permitido la coordinación de cada instancia del tratamiento, pero también su disminución en el tiempo sin que las posibilidades de éxito se vean afectadas.
Los métodos de aplicación de inyecciones también han evolucionado a partir de la aparición de los autoaplicadotes (Pen) que posibilitan prescindir de la asistencia, pues las pacientes pueden inyectarse la medicación ellas mismas.
“Dentro de este campo, en poco tiempo más estaremos dándole la bienvenida a gonadotrofinas de depósito facilitando aún mas la tarea ya que las pacientes solo deberán aplicarse unas pocas inyecciones durante todo el tratamiento”, detalló el doctor Neuspiller.
Se calcula que ocho de cada diez parejas en edad fértil, manteniendo relaciones sexuales regulares, consiguen un embarazo durante el primer año. Sin embargo, entre el 15 y el 17 por ciento presentan imposibilidades para concebir un hijo.
“Si tratamos de dividir las razones del problema según el sexo, debemos decir que un 40 por ciento sería por causas masculinas entre las que se pueden contar las alteraciones en el ámbito testicular, la obstrucción de los conductos, las patologías en la próstata, las alteraciones en la eyaculación o erección y las alteraciones en el semen. Otro 40 por ciento es atribuible a cuestiones femeninas, como la menopausia precoz, la endometriosis, las obstrucciones o lesiones de las trompas de Falopio, las anomalías uterinas y cervicales o los problemas ovulatorios”, remarcó Neuspiller.
El 20 por ciento restante corresponde a causas mixtas o combinadas, en las cuales los dos son responsables. Por esa razón, los especialistas suelen referirse a causas o motivos de la pareja porque, sea el problema que sea, la colaboración de los dos miembros es fundamental.