Un millón de mujeres en Argentina y alrededor de 200 millones en el mundo sufren dolores pélvicos agudos. La culpa de tanto sufrimiento, se creía, era de la menstruación. Hoy se sabe que una de las causas del dolor es la endometrosis, una enfermedad benigna que en algunos casos puede llegar a causar infertilidad.
Investigadores del Conicet descubrieron que la clave para tratar la endometriosis puede estar en compuestos a base de uva, frutos rojos y té verde. La investigación es parte de la tesis doctoral de Analía Ricci en el Laboratorio de Inmunología de la Reproducción, del Instituto de Biología y Medicina Experimental -Ibyme-.
El origen de la enfermedad estaría dado por la "menstruación retrógrada", evento en el cual se produce un pasaje de fluido menstrual a través de las trompas de Falopio y su depósito fuera del útero, con el posterior crecimiento de células en forma de lesiones. Este proceso es común a todas las mujeres, sin embargo, sólo un porcentaje de ellas desarrollan la patología.
Se ha observado que dos compuestos, uno a base de uva (resveratrol) y otro a base de té verde (galato de epigalocatequina EGCG), inhiben la proliferación celular de las lesiones endometriósicas, que se producen por el depósito y crecimiento celular. Además, estos compuestos inducen la muerte celular programada, y actuarían impidiendo la formación de vasos sanguíneos del tejido endometrial que causa la enfermedad.
Los resultados en la fase experimental son muy alentadores, ya que los efectos de estos compuestos naturales fueron probados en células provenientes de mujeres afectadas por endometriosis y en ratones hembra a los que se les induce la enfermedad.
El equipo de Inmunología de la Reproducción estudia nuevas estrategias para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, así como la caracterización del endometrio y del ambiente peritoneal -que envuelve la mayor parte de los órganos del abdomen- de mujeres afectadas. Ensayan también alternativas terapéuticas en cultivos celulares y en un modelo animal.
“La idea es encontrar nuevos tratamientos médicos para la endometriosis y poder evaluar sus efectos sobre la proliferación celular”, sostiene la directora del grupo, doctora Rosa Inés Barañao. “Esta enfermedad afecta al 10% de las mujeres en edad fértil y entre el 50% y el 80% está asociada a infertilidad. Actualmente los tratamientos para pacientes con endometriosis son quirúrgicos y hormonales, muchas veces causan efectos no deseados, además de ser costosos y de no evitar la reincidencia de la enfermedad. Por eso la búsqueda de tratamientos inocuos, que puedan ser administrados a las pacientes por períodos prolongados y que no afecten la posibilidad de buscar un embarazo.” señaló la doctora Gabriela Meresman, codirectora de la tesis.
Como resultado de las evaluaciones realizadas en los estudios del grupo del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), se concluyó que el ambiente peritoneal -o la zona abdominal- de las pacientes con endometriosis se encuentra inmunológicamente alterado.
El grupo de investigación del Conicet comprobó que el endometrio que se aloja fuera del útero, posee una mayor capacidad para proliferar y mantenerse vivo, lo que podría explicar su susceptibilidad para crecer fuera de la cavidad uterina. De este modo, la existencia de un ambiente de la zona abdominal alterado y las características propias del tejido endometrial de estas pacientes favorecerían el establecimiento y desarrollo de focos de tejido endometriósico.
Para que el tejido endometrial se mantenga es necesario que exista una adecuada irrigación sanguínea, por eso, una de las líneas de trabajo del laboratorio ha enfocado su investigación en tratar de hallar tratamientos que impidan la generación de nuevos vasos sanguíneos, y de este modo evitar la llegada de nutrientes a las células que se alojan fuera del útero.
La búsqueda del grupo de investigación del Conicet pretende encontrar, al mismo tiempo, posibles tratamientos que no produzcan efectos colaterales indeseables y que sean económicamente accesibles.