El importante número de vacunas desarrolladas y aquellas que se encuentran hoy en las últimas fases de investigación clínica, hacen de esta década la más productiva en la historia del desarrollo de vacunas.
En los últimos 10 años, la disponibilidad en los países en desarrollo de un mayor número de vacunas, permitió salvar un gran número de vidas, y contribuyó a la reducción de muertes en niños menores de cinco años, una de las Metas del Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas (MDGs).
Esto es resultado de un mayor acceso al agua potable, mejores condiciones de saneamiento, aumento de la cobertura de la inmunización e importantes intervenciones sanitarias. Sin embargo, a pesar del extraordinario progreso alcanzado en la inmunización infantil, todavía 24 millones de niños –casi el 20% de los que nacen anualmente en el mundo– no logran completar el esquema de vacunación previsto para el primer año de vida.
Estos niños generalmente pertenecen a zonas rurales o alejadas de centros urbanos, viven en estados o regiones débiles o asoladas por conflictos.
Durante más de 60 años, los científicos en los laboratorios de investigación y desarrollo de MSD han trabajado en el desarrollo de vacunas clave para proteger a niños y adultos contra diversas enfermedades. Uno de esos investigadores, el doctor, Maurice Ralph Hilleman, considerado el vacunólogo del siglo XX, contribuyó al desarrollo de vacunas para enfermedades clave como: sarampión, paperas, rubéola, varicela, hepatitis A y B, entre muchas otras.
Sin embargo, la inmunización no es exclusiva de la infancia; los adolescentes y adultos también se benefician de la protección que brindan vacunas contra la influenza, la meningitis, el neumococo y ciertos tipos de cánceres que pueden ser prevenidos. Siguiendo con su tendencia innovadora, tres de las más recientes vacunas de MSD han sido desarrollos clave de la última década1 ya que brindan protección contra el neumococo (bacteria causante de neumonías y meningitis), el rotavirus (provoca un tercio de todas las muertes por diarrea en niños menores de 5 años) y el virus del papiloma humano o VPH (responsable de la mayoría de los cánceres de cuello de útero).
El médico británico Edward Jenner, inventor de la primera vacuna contra la viruela, que a más de 200 años de su famoso descubrimiento inaugurara la era de la inmunización, no imaginó que las vacunas se convertirían en un factor determinante para el desarrollo de una sociedad. La inmunización tiene un gran impacto en la disminución de las enfermedades infecciosas (efectividad que sólo fue superada por el acceso al agua potable) y es una de las intervenciones de salud pública más exitosas y costo-efectivas que existen, se estima que cada año se evitan entre dos y tres millones de muertes gracias a las inmunizaciones.
La región de las Américas ha logrado grandes avances en la inmunización de su población: la poliomielitis se erradicó en 1994 y se han eliminado el sarampión y la rubéola endémicos, con los últimos casos notificados en 2002 y 2009, respectivamente.
La OMS estima que si todas las vacunas hoy disponibles contra enfermedades infantiles fueran adoptadas globalmente y si los países aumentaran la cobertura de inmunizaciones a un promedio del 90%, para 2015 podrían evitarse unas dos millones de muertes adicionales por año entre los niños menores de cinco años. Esto no sólo tendría un gran impacto para alcanzar la reducción en dos tercios de la mortalidad infantil entre 1990 y 2015, sino que además permitiría la disminución de enfermedades y discapacidades producidas por patologías prevenibles con vacunas, y contribuirá a mejorar la salud y bienestar infantil así como a reducir los costos de las hospitalizaciones.
Los países hoy día deben establecer una plataforma estratégica común en sus sistemas de salud para lograr un enfoque integral y abordar sus programas de inmunización desde una perspectiva más amplia. Una visión centrada no sólo en las nuevas vacunas y tecnologías que tengan previstas introducir en el futuro, sino también fortalecer el actual sistema de inmunización para que pueda incrementar al máximo la utilización de las vacunas disponibles.
El reto se encuentra en la necesidad de reforzar la vigilancia y otros sistemas de medición, a fin de identificar a las poblaciones de alto riesgo o aquellas que requieran especial atención. Dado que las realidades de los países difieren considerablemente, deben apuntar a políticas y estrategias que mejor se adapten a sus necesidades y circunstancias particulares.
Mediante iniciativas como la Semana de Vacunación de las Américas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) promueve la inmunización como un derecho de la familia y como una herramienta fundamental para prevenir enfermedades. El lema de este año será: “Vacuna a tu familia, protege a tu comunidad”.
MSD está comprometida en reducir la carga de enfermedades devastadoras en los países más pobres del mundo mejorando la asequibilidad, la disponibilidad y el acceso a nuestros productos. Estamos desarrollando nuevos enfoques que permitan el acceso a las vacunas a nivel mundial. Este enfoque incluye la mejora en la innovación del futuro mediante el desarrollo de productos específicos para tratar las necesidades de los países en desarrollo, la oferta y la reducción de los costos de fabricación, una política diferenciada de precios e innovadoras sociedades públicas y privadas para mejorar aún más el acceso.
En abril de 2011, el Proyecto HOPE, una organización mundial de asistencia humanitaria y de educación en salud, anunció en colaboración con MSD y el Ministro de Salud de Honduras, que avanzaba con los esfuerzos de vacunar a más de 675,000 hondureños contra infecciones por neumococo, lo que fortalece la capacidad de atención de salud en el país.
Este programa de tres años sigue una iniciativa similar lanzada en agosto de 2010 por el Proyecto HOPE, en colaboración con MSD y el Ministerio de Salud en Nicaragua, a fin de vacunar a más de 1 millón de nicaragüenses contra la infección del neumococo y mejorar la capacidad del programa nacional de inmunización. En asociación con los Ministerios de Salud de Nicaragua y Honduras, y utilizando un fondo de caridad de MSD, el Proyecto HOPE está mejorando la capacidad de cada programa nacional de inmunización, capacitando a los trabajadores de salud para que planeen y pongan en marcha campañas exitosas de vacunación.
El Proyecto HOPE también está proporcionando equipo vital y suministros a cada Ministerio de Salud, incluyendo refrigeradores que se requieren para el almacenamiento adecuado de vacunas, así como computadoras para ayudar a monitorear y evaluar las actividades de inmunización, a medida que las iniciativas avanzan en ambos países.