Desde que el Centro de Trasplante Hepático del Hospital Británico realizó su primer trasplante a fines de agosto de 2010, y en sólo seis meses, el número total de pacientes trasplantados en la institución ascendió a 20, de los cuales 13 se realizaron en el 2011. Esto lo convierte en el segundo centro que más trasplantes hepáticos realizó en pacientes adultos de Argentina durante el primer trimestre de este año, según datos del INCUCAI.
El Centro de Trasplante Hepático es dirigido por dos pioneros en la especialidad: el Dr. Luis Podestá (cirujano de gran reputación nacional e internacional) y el Dr. Federico Villamil (Presidente de la Sociedad Internacional de Hepatología y ex-Presidente de la Sociedad Internacional de Trasplante Hepático).
“Uno de los factores que incidió en este excelente desempeño fue la combinación lograda entre la larga experiencia de nuestro equipo y la capacitación previa a la puesta en marcha del Centro del Trasplante Hepático que tuvieron los hepatólogos y cirujanos del Hospital Británico. Esto permitió iniciar la especialidad asegurando una alta performance desde las etapas iniciales del proyecto”, sostuvo el Dr. Villamil. “El éxito de los trasplantes depende del trabajo mancomunado de un gran número de profesionales, incluyendo médicos de otras especialidades, enfermeras y técnicos. Se trata de un trabajo multidisciplinario en una institución de alta complejidad”, añadió.
El prestigio del que goza el equipo de Trasplante Hepático fue clave también para que la comunidad médica argentina derivara pacientes al Hospital Británico. Así, desde el inicio del programa, más de 80 adultos con enfermedades hepáticas agudas y crónicas severas fueron potenciales candidatos a trasplante en ese Hospital.
Resulta fundamental resaltar la importancia de la donación de órganos para evitar la muerte de personas con graves enfermedades agudas o crónicas del hígado, como la Cirrosis y la Hepatitis fulminante. En este sentido, el Hospital Británico agradece a los familiares de todos los donantes eligieron ceder generosamente y anónimamente los órganos de sus seres queridos para dar vida.