Todos sabemos que vivimos en un entorno estresante, ya sea porque vamos en auto a la oficina, por los recaudos que hay que tomar por la inseguridad, o el sin fin de responsabilidades diarias, la propuesta es encontrar respuestas “alternativas” ya que cuando el estado de estrés se prolonga en el tiempo puede tener consecuencias negativas para la salud física, mental y emocional: se vulnerabiliza el sistema inmunológico y comienzan a aparecer síntomas de fatiga, ansiedad, insomnio, depresión, llegando en algunos casos a patologías cardíacas u otras.
Ante una situación específica como ser en el trabajo, la prevención debería estar orientada a evitar situaciones que puedan generar estrés o ansiedad pero, por lo general, en los ambientes laborales hay circunstancias que no se pueden modificar o, también, puede darse el caso de que una situación que no sea particularmente estresante, desde el punto de vista objetivo, sea percibida por alguien como una agresión aumentando sus niveles de estrés y ansiedad y, como consecuencia, bajando su rendimiento.
Es en estos casos, en los que está especialmente indicado el uso de técnicas específicas de respiración para que la persona logre un estado de armonía mental, paz interior, y un cuerpo y un estilo de vida saludables para revertir las consecuencias negativas del estrés.
“La respiración es el único sentido que no podemos suprimir, lo primero que hacemos al nacer es respirar y, lo último que hacemos es exhalar” señala la Lic. Susi Reich, Presidente de la Asociación Argentina de Medicina Integrativa y directora de la Diplomatura Universitaria en Medicina Integrativa de la UB.
La respiración no se particulariza en un órgano, afecta y actúa a nivel de todo el organismo, por eso, practicado consistentemente en el tiempo contribuye a bajar la presión arterial y regularizar el ritmo respiratorio que se altera en momentos de ansiedad. La respiración baja, abdominal, contribuye al equilibro emocional y, mediante su práctica, es posible generar calma en el espíritu y hasta sanar al cuerpo de posibles afecciones.
La respiración tiene un papel central en este proceso ya que es el vínculo entre la mente, el cuerpo y el espíritu.
La clave está en el registro corporal y en aprender y entrenar las técnicas de respiración, de manera de usar este recurso frente a las situaciones de estrés y ansiedad. Mediante la práctica de registro corporal, se puede reducir la vulnerabilidad psicológica al estrés y sus consecuencias fisiológicas ya que favorecemos la respuesta natural del organismo que activa su sanación. Al conocer el cuerpo, es posible identificar las señales que este envía, y así prevenir infinidad de patologías que se pueden desencadenar si las situaciones de estrés y ansiedad se prolongan en el tiempo.
Evidentemente ante un estímulo o emoción negativa, la respuesta espontánea puede no ser la mas adecuada ni favorable a la persona por las consecuencias que pueda ocasionarle, por lo cual al utilizar el recurso aprendido de la respiración, la persona puede controlar mejor sus emociones, pensamientos y conducta. Estas técnicas enseñan a manejar los efectos del estrés y, a través de las diferentes técnicas, el cuerpo crea una consciencia que también contribuye a sanarlo, a armonizar sus respuestas y conductas.