Los adelantos tecnológicos y estudios científicos que se vienen realizando en los últimos años, dieron y dan la posibilidad a muchas parejas de cumplir el “Sueño de ser padres”. Las distintas técnicas de reproducción asistida son la ayuda para aquellas personas que tienen problemas de fertilidad y que anhelan formar una familia.
La azoospermia, entendida como la ausencia de espermatozoides, causada por diferentes factores como pueden ser intervenciones quirúrgicas, tratamientos con quimioterapia u obstrucciones por infecciones o traumatismos, es una causa de infertilidad absoluta que genera consultas frecuentes en los centros de fertilización. En consecuencia, la donación de esperma se ha convertido en un recurso muy utilizado.
Al recurrir a esta técnica, al igual que en la caso de la ovodonación, las parejas comienzan a hacerse varias preguntas respecto de quién es el “padre verdadero” del niño.
“Según la ley, madres es quien pare al bebé, pero no hay reglamentación establecida para el caso de los hombres. De todas maneras, se considera que padre es quien se encarga de criar al niño, quien genera un vínculo con él, ya que es por este aspecto que pasa la paternidad y no por quien aporta la información genética, simplemente”, comenta la Dra. en Psicología Leticia Urdapilleta, Psicóloga de CEGYR.
Distinto es el caso de las madres solteras, que por el hecho de no contar con una pareja y tener el gran deseo de madres, deciden tener un hijo a través de un banco de esperma. “Las mujeres solas que se acercan al Centro para realizarse un tratamiento de donación de esperma lo hacen bajo el gran anhelo de ser mamás. Y si bien no cuentan con una pareja al momento y saben que deberán llevar a delante la crianza de su hijo solas, creen que la encontrarán a futuro y que allí podrán completar su familia.”
Pero la pregunta es si en estos casos, el niño tiene o no un papá. La respuesta es NO. Como se mencionó anteriormente, padre es quien se encarga de la crianza del bebé y al no haber figura masculina que ocupe ese lugar, el niño tiene sólo madre.
Por eso es importante el entorno en donde el pequeño se desarrolle, ya que si bien no tiene padre, la figura paterna puede ser suplida en buena parte con la participación de seres queridos –como abuelos, tíos o amigos- siendo esta fundamental para darle contención, cariño y modelo de roles masculinos.
“En CEGYR realizamos un trabajo psicológico muy específico con estas mujeres para conocer su entorno. Si tiene padres y hermanos, dónde viven, dónde trabajan, y su posición económica, ya que debemos garantizar que el bebe pueda crecer en un ambiente saludable”, afirma la Dra. Urdapilleta.
Ahora bien, tanto para una familia constituida por todas las partes como para las madres solteras, el dilema está en qué decirle al chico sobre su llegada al mundo. El acento está puesto en no mentirle, sino decirle la verdad desde pequeño, utilizando un lenguaje comprensible y no darle más información que la que por su edad pueda comprender. Este será un tema que se deberá tratar a medida que vaya creciendo y en varias etapas de su vida, dándole el tiempo y la información que necesite para que le resulte más fácil asimilarlo.
“Los niños, desde muy pequeños, hacen preguntas sobre su papá, ya que notan que a diferencia de sus compañeros de colegio, por ejemplo, ellos no tienen uno. Es muy frecuente escuchar a madres decirles que no tienen papá porque murió o está de viaje. Hay que trabajar con ellas para que esto no suceda, asesorarlas antes y después sobre cómo decirles la verdad para que el niño sepa que no tiene un padre, y hacerles entender como madres que la carencia de una figura paterna no lleva, necesariamente, al mal desarrollo su hijo”, prosigue la Dra.
Otra de las grandes preocupaciones de padres y madres es que al pasar algunos años, el donante pida ejercer ciertos derechos sobre el niño. El miedo reside en que el donante de semen les reclame la paternidad del niño, “que se lo devuelvan”. Pero en este punto, el donante tiene el mismo miedo a la inversa; su preocupación pasa porque quieran “devolverle” al niño.
A diferencia de Europa, no existe en Argentina una ley que establezca que el donante, al realizar su donación, rescinde de todos los derechos y obligaciones sobre el chico, a fin de brindar seguridad a todas las partes, ni que las mismas las adquieren los que reciben esas gametas.
¿Entonces, si el niño decide conocer al donante, puede hacerlo?
En nuestro país todavía no hay una ley de reproducción que contemple esto, ni tampoco registros identificatorios de los donantes –que sí hay en otras partes del mundo-. Por eso, la decisión del anonimato o no en nuestro país está a criterio de los jefes o comités de ética de las clínicas.
Sin embargo, según los artículos 7 y 8 de la Convención de los Derechos Humanos del Niño, todas las personas tenemos derecho a conocer nuestra identidad. Por tal motivo, tanto los chicos adoptados como aquellos nacidos por cualquier técnica reproductiva asistida, tienen derecho a acceder a esa información, una vez cumplidos los 18 años.
“Lo ideal sería, como sucede en varios países de Europa y algunos de Oceanía, que los donantes dejaran de ser anónimos. En Nueva Zelanda, por ejemplo, se promulgó una ley que establece que quien dona una gameta rescinde de todo derecho u obligación respecto del nacido como producto de esa donación, y los mismos son adquiridos por quienes reciben el semen. Además, existe la obligatoriedad del counseling psicológico y legal previo al inicio del tratamiento, como condición obligatoria para poder realizar cualquier tratamiento. De esta manera, en encuentros entre donantes y receptores, ambas partes pueden despejar dudad frente a frente.”, cuenta Urdapilleta.
“Este hecho ha generado un cambio en el tipo de donantes de semen. De jóvenes universitarios que lo hacían por una cuestión económica, sin involucramiento en la situación, se pasó a padres de familia que lo hacen por cuestiones solidarias y que toman un rol más participativo, tal vez porque conocen gente que ha pasado por esta situación o porque simplemente empatizan”, concluye la Dra. Leticia Urdapilleta.
Las técnicas de fertilidad asistida, como la donación de esperma y la ovodonación, se han vuelto más frecuentes en los últimos años y nos encontramos en un momento de transición. Educar a la sociedad y trabajar sobre las mejores maneras de concientizar acerca de la importancia del entorno en donde un niño crece, poniendo énfasis en su crianza y no en la forma de concepción, es el camino que los responsables han de seguir para lograr mejoras y avances en material de calidad de vida.