La polémica sobre el destino de los embriones congelados resurgió con fuerza en España, donde fue sancionada una ley que habilita a los centros de reproducción a entregarlos en adopción, donarlos para investigación o descartarlos, en el caso de no ser reclamados por sus progenitores en un lapso de cuatro años.
La normativa establece que las parejas que se someten a una fecundación 'in vitro' (FIV) tienen un plazo de cuatro años para informar a la clínica de lo que desean hacer con los embriones sobrantes. Transcurrido ese periodo, si no se han pronunciado, pasan a ser propiedad del centro.
En este contexto, algunos centros españoles decidieron crear un programa de adopción de embriones con aquellos procedentes de parejas sanas y menores de 35 años. De este modo, al igual que otros países europeos, los legisladores tomaron cartas en el asunto y asumieron un desafío: qué hacer con la acumulación indefinida de cigotos que no son reclamados por sus progenitores.
El avance tecnológico, el mejoramiento de los procesos de laboratorio y de los medios de cultivo, permitió en los últimos años aumentar las tasas de sobrevida de los embriones una vez descongelados. Esto a su vez impactó en los tratamientos de reproducción asistida y permitió disminuir la cantidad de embriones transferidos al útero de la madre.
Esta situación generó un número mayor y creciente de embriones congelados en desuso, situación que también se refleja en la Argentina, donde los centros de reproducción mantienen criopreservados a miles de embriones a la espera de una legislación.
En el plano local, Gabriel Fiszbajn, jefe de medicina reproductiva del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (CEGyR), se manifestó a favor de la adopción de embriones: “Si la pareja no quiere transferir los embriones, situación que puede entenderse por diversos motivos, está bien darlos en adopción antes que descartarlos, lo que es ilógico porque fueron creados para la vida. Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de los embriones criopreservados, son sanos, y aptos para la vida, y hay muchas parejas que hoy no pueden tener hijos, y aceptarian recibir estos embriones, como única alternativa para poder tenerlos”, dijo el especialista.
El problema es que la mayor parte de las parejas que se somete a una fecundación 'in vitro' no sabe qué hacer con los embriones que no han utilizado. Es que, como suele pasar en otros órdenes de la vida, no siempre es posible cumplir con lo que fue planificado; algunas parejas se separan, otros alcanzan el embarazo en forma espontánea, otros quedan viudos o simplemente no quieren tener más hijos.
Cómo es la técnica
La vitrificación es un congelamiento rápido que evita que se formen cristales en el líquido de las células. En pocos minutos, el embrión, sumergido en medios de cultivo y nitrógeno líquido, es llevado a menos 197 grados centígrados para su conservación.
Hasta hace pocos años, este procedimiento se realizaba con una máquina congeladora lenta, en la que se bajaban pocos grados por minuto.
La nueva tecnología, también aplicada en la vitrificación de óvulos, garantiza mejores tasas de sobrevida del material congelado. “Es importante destacar que en el caso de los óvulos las mujeres que deciden postergar su maternidad deben congelarlos antes de los 38 años para tener más chances en el futuro, ya que si lo hacen después de los 40 la calidad del óvulo disminuye”, concluyó Fiszbajn.