Todos hemos escuchado recomendaciones para prevenir la osteoporosis, el cáncer de pulmón, la artrosis, los problemas cardíacos, la hipertensión y una larga lista de males que dependen, en gran medida, de la dieta, la práctica de deportes, el consumo de cigarrillo, alcohol y otras prácticas que forman parte del llamado “estilo de vida”. Sin embargo, muy poco se habla sobre la necesidad de prevenir o procurar lo necesario para preservar la fertilidad femenina por encima de los 35 años.
Actualmente hay una tendencia a postergar la maternidad más allá de los 35 años por diversos motivos; mujeres que están a la espera de formar una pareja, otras que aún acompañadas desean esperar un tiempo por cuestiones personales o profesionales y otras, más maduras, que tras encarar un nuevo matrimonio, buscan tener un hijo.
Este cambio social se ve acompañado por el desarrollo de técnicas cada vez más efectivas para la congelación celular, lo que modificó el concepto de planificación familiar y permitió a muchas mujeres elegir el momento más adecuado para ser madres.
Entre otras técnicas, “la vitrificación de ovocitos o embriones, permite obtener una mayor calidad celular que la obtenida por medio de las técnicas tradicionales. Consiste en el empleo de elevadas concentraciones de crioprotectores que, junto a volúmenes pequeños y tiempos reducidos, logran formar una capa vítrea alrededor del ovocito al momento de congelarlos”, explicó el doctor Nicolás Neuspiller, director médicos de Fecunditas.
La combinación de esta nueva técnica evita la formación de cristales de hielo dentro de la célula, que son los responsables del daño celular. De este modo, el comportamiento de estos ovocitos es similar al de los no congelados.
Prevenir es ocuparse a tiempo
En la práctica diaria, comentó Neuspiller, “las mujeres llegan al consultorio con edades superiores a los 37 años, cuando muchas de ellas ya tienen una disminución avanzada de su fertilidad, con lo cual, tratar de implementar estos tratamientos muchas veces no es recomendado”.
“Lo ideal –continuó el especialista- sería que las mujeres consulten más tempranamente, incluso por debajo de sus 35 años, momento en el que inicia a declinar la fertilidad femenina, para así planificar tratamientos más efectivos y con mejores resultados para el día que se deseen descongelar los ovocitos”.
Aunque lo más aconsejable es que las parejas se animen a formar una familia antes de los 35 años, si no es posible, deben saber que el final de la etapa reproductiva no está marcado sólo por la menopausia. Mucho antes de que se interrumpa el ciclo menstrual, ingresan en un estado de subfertilidad que dificulta la concreción de un embarazo con óvulos propios.
Antes que nada es importante tomar conciencia sobre la situación, saber que tenemos un tiempo biológico para todo en nuestras vidas, y excedernos ampliamente sobre estos tiempos es contraproducente no solo para nosotros, sino también para los que están por venir. Por eso, “la verdadera planificación debe comenzar antes de los 35; aquellas mujeres que estén decididas a vitrificar sus óvulos deben hacerlo en el mejor momento, para poder así garantizar la calidad de esos óvulos en el futuro”, concluyó Neuspiller.