El sol es el principal causante de las enfermedades cutáneas, por ello el uso de protección solar durante todo el año es fundamental para prevenir la incidencia negativa de la radiación solar sobre la piel. Los rayos ultravioletas, no sólo son dañinos en el verano sino que también pueden serlo durante los días nublados e invernales.
La radiación ultravioleta está formada por rayos invisibles que penetran la piel y pueden provocar severos daños como quemaduras, envejecimiento de la piel, daños en la vista y hasta cáncer de piel. Aunque la intensidad de los rayos ultravioleta B (UVB) disminuye en invierno, los rayos ultravioleta A (UVA) se mantienen constantes durante todo el año y son entre 30 y 50 veces más prevalentes que los rayos UVB.
Para proteger la piel de estos rayos dañinos, los especialistas recomiendan usar protección de amplio espectro durante todo el año. Los protectores solares construyen una defensa de primera línea y mientras más alto sea el factor de protección solar (FPS) mayor cuidada estará la piel. El factor de protección solar (FPS) es el índice que indica el tiempo que una persona se puede exponer al sol sin riesgos de sufrir quemaduras.
Es importante que el uso de protección solar se sume a la rutina de cada uno y que su aplicación sea correcta y con del factor adecuado para cada tipo de piel y según la exposición que solar que uno vaya a tener. Lo recomendable es aplicarse la protección 20 o 30 minutos antes de exponerse al los rayos ultravioletas.
Se debe tener en cuenta el tipo de piel de cada persona y es importante que la protección esté testeada dermatológicamente y sea hipoalergénica, resistente al agua, que su efectividad sea prolongada y además que contenga vitaminas para mantener hidratada la piel.
También es recomendable cuidar la piel luego de la exposición al sol ya que el uso de un adecuado post solar ayuda a hidratar, refrescar, evitar la inflamación, cicatrizar y regenerar la piel.
(*) Asesoró División OTC sanofi-aventis