Más de un 40 por ciento de la población adulta de Argentina consume cigarrillos, por lo que el país lidera, junto a Venezuela, el ranking de personas fumadoras en Latinoamérica, una adicción que causa la muerte de una persona cada 30 segundos en el planeta.
Estos datos alarmantes fueron reflejados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) al conmemorarse el 31 de mayo el Día Internacional sin Tabaco como una forma de concientizar al mundo a dejar de fumar.
En Argentina, unas 40 mil personas mueren por enfermedades originadas en el consumo de tabaco. Y el problema se evidencia cada vez más preocupante debido a que en el país cada persona fuma 1.495 cigarrillos al año.
Los jóvenes argentinos son los que más fuman, ya que en ese estrato poblacional hay un 28 por ciento de consumidores de tabaco. Esta contudente estadística solo es superada por la de Venezuela, que tiene el 40,5 por ciento de su población adulta fumadora. Sin embargo, el promedio de consumo per cápita es de 1.079, casi un 30 por ciento menos que la Argentina.
Este panorama obliga a los médicos a reiterar la importancia que tiene para la salud el dejar de fumar, ya que, si bien obliga a un esfuerzo, los beneficios se sienten a los 20 minutos de la última pitada, como la normalización de la presión arterial, el pulso cardíaco y la circulación periférica.
De acuerdo a los estudios reconocidos por la OMS, a las 24 horas disminuyen los niveles de monoxido de carbono el cuerpo y a los dos días la nicotina es eliminada, al tiempo que mejora el olfato y el gusto.
De una a doce semanas después de la última pitada el funcionamiento de pulmones mejora un 30 por ciento. Al año baja el riesgo de sufrir infartos un 50 por ciento.
A los 10 años se reduce un 50 por ciento el riesgo de cáncer de pulmón y a los 15 baja a la mitad el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un evento cerebrovascular.