La revista científica “Fertility and Sterility” publicó en su última edición un estudio que confirma que las mujeres con altos niveles de estrés tendrían menores probabilidades de quedar embarazadas.
Según el grupo de investigación liderado por la Dra. Germaine Buck Louis, se trataría de uno de los primeros estudios empíricos que demuestra estadísticamente que el estrés psicosocial percibido está significativamente asociado tasas fertilidad reducida en la mujer. “Los datos validan los mensajes clínicos y de salud pública que aconsejan a las parejas relajarse y reducir al mínimo los factores de estrés cuando intentan lograr el embarazo", concluye.
Un grupo de 274 mujeres británicas con edades de entre 18 y 40 años fueron monitoreadas durante seis ciclos menstruales o hasta la concepción. Se recogieron muestras de saliva en el sexto día de cada ciclo en busca de alfa amilasa y cortisol, dos substancias que miden la reacción del cuerpo al estrés físico o mental.
A su vez, se tuvieron en cuenta factores externos y conductas sociales con incidencia sobre la tasa de fertilidad: la edad de la pareja, frecuencia de las relaciones sexuales y consumo de alcohol. Se determinó así que las parejas tenían en promedio un 30% de probabilidades de concebir en cada ciclo.
Sin embargo, aquellas mujeres con las más altas concentraciones de de alfa amilasa salival en el primer ciclo tuvieron 12% menos probabilidades de lograr el embarazo que aquellas con registros menores. Por otro lado, se descartó cualquier asociación de los niveles de cortisol a las probabilidades de concepción.
Consultado a este repecto, Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico expresó: “el interés por la relación estrés-fertilidad no es nuevo: estudios de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard datan de 1987 dando lugar a la medicina mente-cuerpo y el stress management en infertilidad. En Halitus fuimos pioneros en incorporar herramientas complementarias para ayudar a las parejas a lidiar con el estrés, la depresión y otros trastornos emocionales derivados y causantes de infertilidad hace poco más de 10 años. A partir de enero de este año integramos un Programa de medicina mente-cuerpo que incluye un Sistema de Entrenamiento Especial y Acupuntura como parte de nuestro Departamento de Fertilidad.”
Según el especialista, “recurrir a terapias complementarias para enfrentar el estrés asociado al problema de fertilidad es una estrategia relativamente frecuente entre los pacientes.” Según un estudio estadístico llevado a cabo por Halitus en un grupo de pacientes del “Sistema de Entrenamiento Especial” reveló que más de la mitad de las participantes había recurrido a algún tipo de terapia complementaria antes de comenzar con el entrenamiento. “Pocas veces el médico está en conocimiento de este dato: tanto porque no forma parte de la rutina del sondeo habitual como porque los pacientes lo sienten como algo clandestino y hasta vergonzoso para revelar”, destacó Pasqualini. Al mismo tiempo, la mitad de los encuestados consideró que estas terapias podrían ser efectivas o muy efectivas para el manejo de su patología.
Las investigaciones demuestran que el estrés y las emociones tienen un impacto en muchos de los sistemas del cuerpo humano y el sistema reproductivo no es ajeno a ello. La incorporación de terapias complementarias al tratamiento clínico de la infertilidad para el manejo del estrés de un modo ordenado, objetivo y desde dónde sus resultados puedan ser medidos, evaluados y corregidos se plantea como una opción real y científica para potenciar los resultados de los tratamientos.