La decisión de colocar un stent o indicar un by-pass en la mayoría de los pacientes que sufren enfermedad coronaria está basada en los síntomas, en algún estudio no invasivo, como los estudios de medicina nuclear y finalmente en los resultados del cateterismo.
El cateterismo muestra el grado de estrechamiento de la arteria coronaria, comparando la luz del vaso en el sitio afectado con el segmento considerado sano. Sin embargo, ese segmento puede estar también enfermo y esa comparación puede llevar a un diagnóstico erróneo.
“Este tipo de medición no tiene en cuenta las arterias colaterales (ramas pequeñas que pueden suplir el flujo del sitio afectado), es decir que se observa la anatomía sin considerar la función” explica el Dr. Oscar Mendiz, Presidente del Congreso SOLACI-CACI 2010. Esta sistemática de estudio ha sido la guía para la indicación de la cirugía coronaria y el stent desde que Favaloro y Gruentzig introdujeron ambas.
Estudios recientes en los cuales se ha utilizado el complemento de un alambre guía (cable muy fino de 0.014 pulgadas de espesor) que mide la diferencia de presiones de la sangre, antes y después del sitio estrechado de la arteria coronaria en máxima dilatación del vaso inducido por un medicamento, ha permitido obtener información importante.
El primer dato relevante es que hay una muy buena correlación entre ese estudio y algunos estudios no invasivos que muestran mala irrigación de ese sector del corazón. “Pero lo que es más interesante es que en los pacientes en los cuales se utilizó el dispositivo, se observó a dos años que tenían menos complicaciones a pesar de que se les había implantado menos stents que a los pacientes que se habían tratado con la vía convencional” agregó Mendiz.
La reducción de números de stents implantados se debió a que algunas lesiones que parecían severas en el cateterismo no lo eran funcionalmente y por ende no requirieron stent. Esto, se vuelve aún más interesante si pensamos que cuando por cateterismo se ve afección de tres vasos coronarios, muchos médicos piensan rápidamente en la cirugía y quizás en alguno de ellos no sería necesario.
Sin embargo, la cuestión que este estudio ha planteado es aún más interesante porque en base a lo dicho anteriormente uno tiende a pensar que el único problema que muestra es que podría haber un sobre uso de stents y by-pass. Pues no, también ha mostrado que muchas lesiones (casi un 30%) que los médicos consideran como no severas (entre el 50 y 70% de estrechamiento por cateterismo) tienen impacto en la función del corazón y merecerían ser tratadas.
“Es por ello que esta tecnología, la Guía de Flujo Coronario, que recién se está introduciendo en la Argentina y que complementa al cateterismo y a la ecografía intracoronaria, va a transformarse rápidamente en un aliado muy importante del cardiólogo para seleccionar mejor los pacientes, las lesiones que merecen tratarse, y cuales pueden esperar y continuar con el tratamiento médico” finalizó el Presidente del SOLACI – CACI 2010.