Desde hace tres años las clínicas IVI han puesto a disposición de la sociedad su Plan de Preservación de la Fertilidad que permite a las mujeres en edad reproductiva aplazar la maternidad a través de la vitrificación de óvulos, un proceso sencillo que consiste en congelar los gametos femeninos a -196 grados. Esta técnica permite conservar toda la fertilidad de los óvulos jóvenes para que la paciente decida el momento de formar una familia sin que sea demasiado tarde.
“Esta técnica se aplica grupos específicos de mujeres. El primero son aquellas que deciden retrasar su maternidad, porque no tienen pareja o por cuestiones laborales o de viajes, deciden tener sus hijos unos años más tarde. Entonces se hace una estimulación, se aspiran sus óvulos, se vitrifican y se guardan hasta el momento en el que la mujer decida asumir la maternidad. Otro grupo son las mujeres que necesitan la preservación de los óvulos porque tienen una enfermedad oncológica que hace que deban enfrentar un tratamiento que dificulte sus posibilidades de maternidad en el futuro. Con lo cual, estas mujeres, rápidamente realizan una estimulación y vitrifican esos óvulos y, posteriormente, cuando el oncólogo les da el ok, se desvitrifican sus óvulos, se forman los embriones y se realiza el tratamiento” comenta el Dr. Fernando Neuspiller, director médico de IVI Buenos Aires.
Hace menos de dos décadas resultaba extraño que una pareja llegase a los 30 años sin haber tenido descendencia. Pero a día de hoy, son cada vez más las jóvenes que deciden retrasar su maternidad para compaginar trabajo y familia, sin tener en cuenta que la capacidad para concebir va disminuyendo a medida que pasan los años.
Según un estudio de IVI, la independencia económica de las mujeres ha supuesto el aumento significativo de madres solteras. “La independencia económica de las mujeres y una mayor aceptación social de los distintos tipos de familia tienen su reflejo en los tratamientos de reproducción asistida actuales. En 2008 se realizaron 481 inseminaciones de donante frente a las 128 que se practicaron cuatro años antes, en mujeres sin pareja” comenta el doctor Antonio Requena, director médico del grupo. Parte de la explicación la encontramos en su creciente incorporación al mundo laboral a partir de mediados de los años 80.