La amputación de una pierna es una resolución devastadora, invalidante y muchas veces mortal, a la cual se llega luego de fracasados los tratamientos preventivos y de salvataje.
Se estima que el promedio anual de mortalidad de un paciente con isquemia (falta de irrigación severa de una pierna) que requiere amputación es de alrededor del 30%, siendo el tabaquismo y la diabetes los factores de riesgo más importantes, pero no lo únicos.
La prevención y el diagnóstico temprano son herramientas muy efectivas, aunque no siempre bien utilizadas. Se estima que cada año hay más de 50.000 amputaciones de miembros inferiores en los EE.UU., y si bien se desconoce la cifra exacta en Argentina, se calcula que más de 2.000.000 de personas padecen diabetes, una cifra en constante crecimiento.
El examen físico (detectar los pulsos de piernas y pies) y la Ecografía Doppler (que compara la presión en el brazo y el tobillo), son muy efectivos para el diagnóstico, complementados con otras tecnologías modernas no invasivas y con el cateterismo tradicional.
“Cuando la obstrucción de las arterias de las piernas es muy severa, se requiere de una angioplastia con stents y en ocasiones cirugía; aunque hay circunstancias en las cuales estos tratamientos son requeridos pero no pueden ser aplicados, o son inefectivos” comentó el Dr. Oscar Mendiz, Presidente del Congreso SOLACI – CACI 2010.
“Hasta hace poco tiempo quedaban muy pocas alternativas para salvar esa pierna y en muchos casos, al paciente. Cuando un enfermo tenía una obstrucción total del vaso sanguíneo que no se podía abrir con angioplastia convencional y el paciente no se podía operar (by-pass periférico) por diversas razones, el médico no tenía otra alternativa”, agregó Mendiz.
Hoy en día, se cuenta con un catéter que puede navegar por la pared del vaso y luego volver a la luz del mismo fabricando un nuevo canal dentro del vaso obstruido, permitiendo restablecer el flujo de sangre hacia el pie. Esto, permitirá curar las úlceras, evitar las amputaciones y darle al paciente mejor calidad de vida y en oportunidades hasta poder salvarle la vida.
El catéter, denominado de “re-entrada” (outback) tiene la capacidad de cruzar la obstrucción por el costado de la placa (entre la placa ateroesclerótica que obstruye la luz del vaso y la pared del mismo) y luego volver a la luz verdadera del vaso (ver foto adjunta).
Esta técnica ya utilizada en Argentina, será debatida (entre otros temas) y acompañada de la realización de casos en vivo, durante el próximo Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista (SOLACI) y la Sociedad Local (Colegio de Cardioangiólogos Intervencionistas, CACI). El evento se llevará a cabo entre los días 11 y 13 de agosto de 2010 en el Hotel Hilton Puerto Madero con la participación de 40 profesionales extranjeros y 200 de Latinoamérica, además de los más destacados profesionales de Argentina.