Desde hace unos años, la posibilidad de disminuir algunas de las secuelas que pueden dejar los tratamientos oncológicos está en estudio. Es sabido que la quimioterapia, dependiendo de la droga utilizada, o a la combinación de las mismas, su dosis y el número de ciclos en que se utiliza, puede causar daño en el ovario y en el testículo.
Estas secuelas, en la mujer, varían desde alteraciones en el ciclo menstrual, en la piel, en la libido, como así también pueden causar falta de menstruación en forma temporaria o permanente.
A pesar de la gran cantidad de nuevos estudios realizados al respecto, es casi imposible aún determinar quiénes podrán concebir y quiénes no luego de un tratamiento para frenar o curar la enfermedad.
Las posibilidades de embarazo espontáneo luego de haberse recuperado de un cáncer dependen tanto del tipo de quimioterapia recibida como de algunas características individuales, como ser la edad de la mujer, el tipo te tumor, su etapa diagnostica, su evolución natural y los tratamientos posibles.
No obstante, existen variadas opciones para preservar la fertilidad de aquellas mujeres que fueron diagnosticadas de cáncer pero éstas deben ser cuidadosamente evaluadas en relación a las posibilidades que tengan de embarazo espontáneo. El tipo de cáncer y de tratamiento realizado es clave. Si existen claras posibilidades de embarazo espontáneo, no se deben ofrecer medidas para preservar la fertilidad de jóvenes que interfieran con sus posibilidades de embarazo natural.
En el caso de las pacientes con cáncer de mama por ejemplo, el porcentaje de recuperación de la función ovárica y las posibilidades reales de embarazo espontáneo son elevadas. En este caso, una toma de material ovárico realizada puede causar más daños que beneficios. Los datos clínicos indican que una toma de material ovárico a los 30 desemboca en un aumento de FSH y una temprana menopausia. La mejor opción en estos casos es realizar una vitrificación de los óvulos que no es tan riesgoso y permite su preservación por años.
Una nueva alternativa que se plantea para las pacientes oncológicas también es la quimioprevención que se realiza con drogas llamadas análogos de GnRH. Sin embargo, esta nueva opción aún se encuentra en fase experimental por estar en discusión sus mecanismos de acción y resultados.
Se puede ver entonces que la decisión de llevar a cabo tratamientos oncológicos y de preservación de fertilidad en forma simultánea es compleja y debe ser abordada desde un enfoque multidisciplinario. Ésta es la única forma de tomar en cuenta las distintas facetas de los tratamientos, evaluar las posibles fallas de cada medida prevista y establecer la mejor opción de preservación para cada caso en particular de modo que no interfiera ni con el tratamiento para el cáncer, ni con las posibilidades de embarazo natural posrecuperación.
Con este objetivo se creó en Argentina PRESERVAR FERTILIDAD, un grupo de profesionales interesados profundamente en poder evitar daños algunas veces irreversibles, durante el tratamiento de enfermedades oncológicas o incluso de la preservación de la fertilidad en mujeres que por motivos personales han debido postergar su maternidad. Este grupo de profesionales se ha conformado con especialistas en reproducción, biólogos, cirujanos infantiles y de adultos, oncólogos pediátricos y de adultos, ginecólogos mastólogos, transplantólogos, genetistas, psiquiatras y psicólogos urólogos, endocrinólogos y hematólogos para poder brindar un vasto enfoque multidisciplinario al tratamiento de la fertilidad.