Si el nanosegundo –una fracción de tiempo mil millones de veces más corta que un segundo– es algo ya de por sí difícil de concebir, hablar de una fracción todavía un millón de veces menor –un femtosgundo, una cifra decimal precedida por quince ceros –parece exigir la imaginación hasta lo imposible. Y sin embargo, es ése el rango de duración de los pulsos del láser femtosgundo, que es actualmente la herramienta más avanzada en cirugía oftalmológica, a la que le aporta grados de precisión y seguridad inéditos.
La tecnología de láser Femto LDV, de origen suizo y aprobada por la autoridad sanitaria estadounidense (FDA) y argentina (ANMAT), permite realizar cirugías oftalmológicas sin corte. Las incisiones realizadas por su láser infrarrojo son reversibles y su error máximo es de apenas 3 micrones, cuando el menor grado de error con otras tecnologías es de 20 micrones, es decir, casi 7 veces mayor.
Este nivel de precisión le otorga a esta técnica resultados mucho más predecibles, lo que significa óptima seguridad tanto para el profesional como para el paciente, que tendrá aún una recuperación más rápida.
EL Femto LDV con el que se están realizando operaciones en la Argentina, “es una herramienta que se usa cuando se precisa extrema precisión en cirugía refractiva, para miopía, hipermetropía y astigmatismo, y sobre todo para la cirugía de colocación de anillos intraestromales, usada para el tratamiento del queratocono, y algunos tipos de injerto de córnea”, explica el profesor Doctor Carlos Jorge Argento, Profesor Titular 1º Cátedra de Oftalmología del Hospital Escuela José de San Martín, y Director del Instituto de la Visión.
El queratocono
La córnea del ojo está compuesta de tejido colágeno, con una disposición particular de sus células que la hace transparente. Por una malformación genética que afecta a una de cada 10 mil personas, esas fibras pueden resultar más delgadas que lo normal o tener una elasticidad atípica, y sufren una deformación, que por su forma que recuerda a un cono se denomina queratocono. Es un proceso progresivo que afecta a personas jóvenes, entre 15 y 30 años de edad, y puede llevarlos a la ceguera.
El problema es conocido desde hace mucho tiempo; en la década del ’50, el célebre oftalmólogo español José Ignacio Barraquer, creador de la operación de catarata que salvó a millones de personas de la ceguera, ideó una técnica en la que mediante la colocación de unos pequeños anillos flexibles en la estroma, que es la capa media de la córnea, se le restituye a esta el espesor original, lo que le devuelve la visión al paciente. Pero el minúsculo espesor de la córnea (medio milímetro) hace demasiado riesgosa esta posibilidad para ser abordada por la cirugía manual, e incluso con el microquerátomo mecánico.
En los años ’90, oftalmólogos destacados en todo el mundo revalorizaron esta técnica ante el surgimiento de herramientas tecnológicas más precisas, pero es esta tecnología la que, por la precisión y seguridad que ofrece, está dándole su impulso definitivo: “El láser femtosegundo da al cirujano, entre otras cosas, la posibilidad de colocar los anillos intraestromales a una profundidad mucho más precisa que el método manual”, explica Argento.
En este sentido, “este láser femtosegundo da mucha mayor seguridad y predictibilidad en cuanto a exactitud, con un margen de error escaso o nulo”, asegura la doctora María José Cosentino, presidenta de la Sociedad Argentina de Refractiva, Córnea y Catarata y directora asociada del Instituto de la Visión.
La explicación de las ventajas está en el funcionamiento de este nuevo láser femtosegundo, basado en la emisión de pulsos de energía lumínica que se concentran en un solo punto, perfectamente localizable en tres dimensiones. Esos “disparos” producen en el tejido de la córnea minúsculas “burbujas de plasma” que, alojadas entre las células, las separan.
Miopía, hipermetropía y astigmatismo
El cirujano oftalmólogo Omar López Mato, director médico del Instituto de la Visión, explica que en cirugía refractiva de miopía, donde el Ziemer LDV “aporta mucha más precisión con menos porcentaje de complicaciones”, el objetivo es reducir el espesor de la córnea, extrayendo de ella una lámina o flap de un espesor entre 110 y 180 micrones para normalizar las características ópticas del ojo.
El punto focal del láser va barriendo la cornea en toda su extensión a la profundidad deseada produciendo un hueco; esta, en cambio, produce millones de pequeñas ‘explosiones’ –alrededor de 40 millones de puntos de fotodisrupción– que van rompiendo la cohesión intercelular a través de toda la extensión de la córnea”. Completada esa operación de “barrido”, la lámina de tejido sobrante simplemente se “despega”.
Esto significa que el láser femtosegundo no produce corte ni destrucción de tejidos, sino, como explica la doctora Cosentino, “una disrupción, que separa las células estromales de la córnea”. Esto es lo que justamente hace que la incisión con este láser, a diferencia de otros, sea reversible: “Con la llamada cirugía blade lees, sin filo, si algo falla el tratamiento se interrumpe y el tejido se restaura”, dice López Mato.
Más seguridad para el paciente
El nuevo láser femtosegundo, producido por la compañía Ziemer, trabaja con menores niveles de energía en cada pulso y una mayor frecuencia, lo que incrementa su precisión respecto de la primera generación de láseres de femtosegundo.
“Desde el punto de vista del paciente, esta nueva tecnología quirúrgica da la posibilidad de una recuperación más rápida y confiable, mejorando la cirugía de queratocono”, señala Cosentino; “y en la cirugía refractiva, una recuperación excelente”.
La exactitud del corte hace que a diferencia de lo que sucede normalmente cuando se opera mediante el corte de una lámina de córnea con un microquerátomo mecánico, no se produzcan irregularidades de las que habitualmente producen aberraciones visuales al paciente después de una cirugía refractiva. “Además, añade López Mato, ha dado muchos mejores resultados a nivel de ensayos clínicos”.