Ser mujer. Ese es el principal factor de riesgo para padecer cáncer de mama, actualmente la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres argentinas.
La incidencia actual de la enfermedad en el país es de 1 cada 6 mujeres, lo que se traduce en cerca de 7.000 muertes. Cada año 18.000 mujeres son diagnosticadas con la afección, de las cuales el 75% no presentaba ningún factor conocido de riesgo. Así el control periódico para su detección precoz se convierte en la única manera de tratarlo a tiempo y aumentar las chances de su curación.
La tasa de sobrevida a 5 años, luego de un diagnóstico y tratamiento temprano es del 96%, un número altamente esperanzador. Además, durante los últimos 30 años se evidenció una reducción de la mortalidad del 25% debido a avances médicos con nuevas técnicas como la resonancia magnética, los ultrasonidos o las mamografías digitales que permiten detectar lesiones no palpables en un autoexamen mamario.
Para realizar ese diagnóstico precoz se recomienda la realización de un examen clínico mamario que debe ser practicado anualmente por un médico especialista en mamas, el que a partir de los 35 años debe ser acompañado de una mamografía.
En tanto, a partir de los 40 años la Organización Mundial de la Salud recomienda una mamografía por año, cuya radiación con esta frecuencia no implica ningún riesgo para la mama pero sí grandes beneficios ya que permite hacer diagnósticos realmente precoces.
Aquellas mujeres con antecedentes familiares de la enfermedad en parientes de primer grado (madre, hermana, hija) tienen un riesgo de 2 a 4 veces mayor que la población femenina en general por lo que deben extremar las medidas preventivas y realizar la mamografía 10 años antes de la edad de la aparición de la enfermedad en su familiar.
Por otra parte, existen algunas variables que aumentan las posibilidades de padecer cáncer de mama: la edad (el 78% de las pacientes que lo padecen tiene 50 años o más), estilos de vida que incluyen consumo elevado de alcohol o una dieta rica en grasas, niveles hormonales elevados (por ejemplo, por la terapia de reemplazo hormonal) y el ya mencionado antecedente familiar.
En este sentido, resulta clave a la hora de combatirlo que las mujeres de todas las edades sean concientes de que sufrir cáncer de mama es una posibilidad pero no una condena. En nuestros días y gracias a estudios de rutina no agresivos para la salud, la detección precoz es un recurso a la mano; sólo queda tomarlo para cuidar su propio cuerpo y prevenir complicaciones.
Fuente: Centro Mamario del Hospital Universitario Austral.