Damasco reunió en los últimos días a cristianos y musulmanes en torno a la figura de San Pablo, cuando se cumplen 2.000 años del nacimiento del santo que inició su apostolado en este rincón de Oriente Medio.
El pretexto para conjugar los lazos entre las dos confesiones ha sido la declaración de 2008 como el año del Jubileo de San Pablo, un hecho que las diferentes Iglesias cristianas sirias han aprovechado para recordar las huellas que dejó el santo en Damasco y sus alrededores.
"Queremos un jubileo para todos, no sólo celebrar lo que ocurrió hace 2.000 años, sino mostrar al mundo cómo vivimos los sirios, musulmanes y cristianos, en armonía y tolerancia", aseguró el ministro de Turismo de Siria, Saad Alla Alkala, al hablar de esta celebración.