El presidente electo de Paraguay, el obispo suspendido Fernando Lugo, aclaró que en adelante tendrá una relación con el Papa como "jefe de Estado", pese a la obediencia que le debe por su calidad episcopal.
Se trata de una especial relación si se tiene en cuenta la condición canónica del electo presidente tras más de 30 años al servicio de la Iglesia católica.
Ahora está suspendido de la Iglesia Católica, "a la que tanto quiero y que tanto me dio", pero advirtió que en adelante sus relaciones con el Papa serán "de jefe de Estado a jefe de Estado".