El papa Benedicto XVI planteó a la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Educación Católica la “oportunidad” de valorar posibles reformas en las normas que regulan las facultades eclesiásticas de las universidades católicas y los seminarios donde estudian los futuros sacerdotes.
El Santo Padre exhortó a los miembros de la Congregación a pensar en la conveniencia de revisar la constitución apostólica “Sapientia cristiana”, la "carta magna" de las facultades eclesiásticas, ante los "nuevos interrogantes" a que están sometidas las disciplinas que se estudian en ellas, especialmente la Teología.
Estos "interrogantes", para Benedicto XVI, provienen del "racionalismo, que sigue una racionalidad falsamente libre y desligada de cualquier referencia religiosa", así como de los "fundamentalismos, que falsifican la verdadera esencia de la religión con su incitación a la violencia y al fanatismo".
Los sacerdotes futuros, estimó Benedicto XVI, deberán prepararse para "dialogar con las culturas contemporáneas". Además, señaló que se tendría que reforzar su "formación humana", pues "factores sociales desestabilizadores", como la situación de las familias separadas, hacen "frágiles a las nuevas generaciones".
En cuanto a las vocaciones para ejercer el sacerdocio, el Papa indicó que éstas florecen en algunas zonas del mundo mientras su número disminuye en otras, "sobre todo en Occidente", y aseguró que este asunto "concierne a toda la comunidad eclesial: obispos y sacerdotes, pero también a las familias y parroquias".
El Papa se refirió a los centros católicos de enseñanza primaria y secundaria, que deben -dijo- afrontar el "nuevo reto" de hallar un punto de encuentro entre la religión y las distintas culturas "en la búsqueda de la verdad".
Un desafío "que la globalización y el pluralismo creciente hacen aún más acusado", precisó.