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4 de diciembre de 2024
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Por Iván Damianovich
Monseñor Lugo llega a la presidencia de Paraguay
28 de julio de 2008
El próximo 15 de agosto Paraguay modificará el mapa político de la región, cuando asuma la Presidencia un obispo suspendido en sus funciones episcopales y coloque al mundo entero en una situación sin precedentes.

El “obispo de los pobres”, como es conocido monseñor Fernando Lugo, tendrá la responsabilidad de lograr para su país lo que hasta ahora no consiguió la clase política. La pobreza, marginalidad y corrupción enquistada en los diferentes ámbitos de la vida pública serán para el prelado las principales demandas que deberá afrontar para demostrar que un clérigo puede más que un simple dirigente político.

Mientras espera que el Vaticano se expida sobre su situación –en las próximas semanas puede llegar a disponer una dispensa especial hasta que termine su mandato-, Lugo avanza en la construcción de un gabinete que lo ayude a enfrentar los enormes desafíos de la hora.

Tratándose de un hombre del ala progresista de la Iglesia, no es de sorprender que hombres y mujeres provenientes del catolicismo o compartan una visión política alejada de las estructuras más rígidas de la institución lo acompañen durante la gestión. A días de asumir, el electo presidente recibió la noticia de que la Aleida Guevara, hija del Che, el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, y el sacerdote de la Teología de la Liberación, Leonardo Boff, se convertirán en asesores ad honorem.

Días atrás, Lugo también sorprendió con la designación de quien será su canciller. Se trata de Alejandro Hamed, de religión musulmana y actual embajador en el Líbano. Defensor de la causa palestina por la reivindicación del territorio en Israel, es acusado de tener ideas antisemitas, algo que ya le trajo problemas a monseñor.

Con todo, la llegada de un obispo al poder obligará a aguzar la mirada. Los métodos que empleará para lograr imponer sus ideas, los colaboradores que lo acompañarán, las estrategias que desplegará para mantener legitimidad popular, las relaciones que mantenga con los países vecinos y la administración de la cosa pública serán motivo de curiosidad y, en el mejor de los casos, de emulación. Ahí están las nuevas condiciones de un gobierno elegido por la gente. Llegó la hora de salir a escena.