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5 de abril de 2025
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Por Iván Damianovich
Tomás Moro tiene algo para decir
20 de junio de 2008
En tiempos de profundo desencuentro y enfrentamiento, el patrono de los políticos, santo Tomás Moro, recobra una renovada vigencia, capaz de echar algo de luz sobre una sociedad que necesita de hombres y mujeres que dedicaron su vida a pensar el mundo, sus tribulaciones y posibles respuestas a conflictos aparentemente insalvables.

Tomás Moro, de quien se cumplen el próximo 6 de julio 473 años de su decapitación, tuvo una visión de la vida profundamente religiosa y por eso mismo, marcadamente política. Abogado, historiador, y escritor, el santo fue eminentemente un humanista inglés que marcó el pensamiento de su época y descolló durante largos años con enseñanzas que llegan a nuestros convulsionados días para orientar a dirigentes y ciudadanos alejados de la brújula que tiene como norte el bien común de los argentinos.

Además de su obra más reconocida �Utopía- Moro nos ha legado unas peculiares y valiosas �bienaventuranzas� que, ante tantas acusaciones y definiciones crispadas de sectores involucrados en el conflicto entre el campo y el Gobierno viene bien recordarlas.

�Bienaventurados los que saben reírse de sí mismos, porque tendrán diversión para rato.
�Bienaventurados los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes�.
�Bienaventurados los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.
�Bienaventurados los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas. �Bienaventurados los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por los que les rodean.
�Bienaventurados los que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables: serán fuente de alegría.
�Bienaventurados los que saben mirar sabiamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las importantes: llegarán lejos en la vida.
�Bienaventurados los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: su camino estará lleno de luz.
�Bienaventurados los que saben apreciar benévolamente a los demás, aun en contra de las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero este es el precio de la caridad.
�Bienaventurados los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitarán muchas tonterías.
�Bienaventurados los que saben reconocer a Dios en todos los hombres, habrán encontrado la verdadera luz y la auténtica sabiduría�.