Por Iván Damianovich
Gobierno e Iglesia: otra vez en el camino
19 de diciembre de 2007
Pasaron más de tres años. El desencuentro fue lo que definió durante ese tiempo la relación entre el Poder Ejecutivo y la Iglesia católica. Horas antes de la Navidad, y ante el inicio de un nuevo gobierno, esa desconfianza que los mantuvo alejados comenzó a disiparse y, a poco de comenzar un nuevo año, es posible aventurar un vínculo más lógico y maduro.
La Virgen Desatanudos –que en la Argentina gana cada día nuevos fieles- fue la advocación elegida por el cardenal primado Jorge Bergoglio. El arzobispo porteño le entregó a la primera mandataria una estampita en la que puede verse a la madre de Jesús resolviendo con delicadeza los embrollos de la humanidad. Tal vez el deseo del purpurado hacia Cristina, quien atraviesa días complejos.
Como ya es costumbre entre los hombres de la Iglesia, el encuentro –que se extendió por 40 minutos- tuvo su costado afable y crítico a la vez. Los voceros del Episcopado se encargaron de remarcar el carácter “cordial” de la reunión pero también señalaron que la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal le dejó a Cristina el documento que los obispos suscribieron en abril último en el que, entre otras advertencias, subrayaban la inequidad social y la necesidad de mantener a salvo la independencia de los poderes del Estado, una crítica bastante frecuente hacia el matrimonio Kirchner.
Pese a todo, la visita de los obispos a la Rosada constituye en los hechos un gesto de acercamiento fuerte luego de tres años y medio de recelo y animadversión de ambas partes.
Mientras el Gobierno manifestó su beneplácito por lo que consideró una reunión “importante y profunda”, desde el Episcopado lanzaron señales de que, a partir de ahora, es posible confiar en un nuevo camino de diálogo.
Un camino que seguramente tendrá obstáculos –o nudos- que serán sorteados en la medida en que Iglesia y Gobierno pongan el oído en el corazón del pueblo y actúen en consonancia con el bien común.