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Por Iván Damianovich
El segundo del Papa llega a la Argentina
7 de noviembre de 2007
El cardenal Tarcisio Bertone, el virtual número dos del Vaticano, llegará a la Argentina con motivo de la próxima beatificación de Ceferino Namuncurá, que tendrá lugar el sábado en su pueblo natal de Chimpay, en la provincia de Río Negro.

Bertone, que ostenta el poderoso cargo de secretario de Estado, tiene una agenda colmada de compromisos políticos, diplomáticos y pastorales. Se trata de la visita de un influyente hombre de la Iglesia que, entre otras peculiaridades, dedicará buena parte de su tiempo en el país para recorrer localidades de la Patagonia.

La visita del purpurado encierra una enorme importancia política, más aún si se tiene en consideración las especiales circunstancias que atraviesa el país tras la elección de una nueva presidenta.

Tanto el Papa como Bertone no ignoran el grado de hipersensibilidad que muestra la relación entre la Iglesia y el Poder Ejecutivo. Por tal motivo, las gestiones tendientes a garantizar encuentros protocolares así como reuniones con los obispos argentinos se tejieron en la más estricta reserva.

Se sabe que el purpurado mantendrá un encuentro con el saliente presidente y su esposa, la próxima jefa de Estado. Esta reunión, que será seguida de cerca por los referentes locales de la Iglesia, se concretará el miércoles, el último día de su visita a la Argentina. Antes, el secretario de Estado escuchará de boca de los obispos (representados por el cardenal Jorge Bergoglio) las preocupaciones y necesidades de la Iglesia argentina para luego embarcarse de lleno en la ceremonia de beatificación del indiecito mapuche.

Bertone es salesiano, la misma orden en la que ingresó Ceferino, aunque su prematura muerte le impidiera consagrase sacerdote. Como hijo de Don Bosco, el cardenal Bertone recorrerá varios lugares de referencia para los salesianos en la Patagonia argentina. Así, visitará Viedma, Río Gallegos y Río Grande, además de Chimpay, donde miles de peregrinos llegarán en los próximos días.

De perfil más pastoral que político, Bertone ha llegado al Vaticano para reemplazar al otrora influyente Angelo Sodano, que supo gestionar en su momento ante Juan Pablo II no pocos relevantes encuentros de hombres del menemismo con Su Santidad.

Joseph Ratzinger decidió que la importante tarea de la Secretaría de Estado recayera sobre Tarcisio Bertone, un apasionado del fútbol y de animado carácter. Las diferencias con su antecesor son claras.

La realidad política argentina vive, como en variadas ocasiones, en una aparente paradoja. Bertone llegará al país pocos días después de que el Episcopado ensayara un acercamiento a la presidenta electa (públicamente declarada contra el aborto).

Tratándose del segundo del Papa, su presencia puede ayudar a descongelar aún más las relaciones entre los obispos y el Ejecutivo.

Por otro lado, su condición de salesiano también obliga a una reflexión. Fueron justamente los salesianos quienes lograron en las últimas décadas afianzar su presencia en el sur del país, con una intensa actividad educativa.

La influencia de los salesianos en tierra de los Kirchner no es menor al punto que el obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, también de esa orden, supo liderar protestas contra la administración provincial.

Providencialmente o no, podría decirse que el matrimonio presidencial está destinado a convivir con los hijos de Don Bosco, un santo que parece haberse empecinado en permanecer cerca de ellos.