El arquitecto Mario Roberto Alvarez falleció a tan sólo nueve días de cumplir 98 años. Está considerado por sus colegas como el más importante y prestigioso del país. Dueño de una personalidad singular
Autor de cientos de edificios, el Teatro y Centro Cultural San Martín, la Bolsa de Comercio, el puente de Juan B. Justo, el Edificio IBM, la torre del Banco Galicia, la Torre Le Park, el edificio del Standard Bank en Puerto Madero, el Edificio de oficinas para Somisa, y los hoteles Hilton y Continental, entre los más conocidos, Mario Roberto Alvarez se fue de este mundo pero deja, como nadie quizás, una obra mayúscula.
Proyectó centros sanitarios, edificios de laboratorios, universidades, colegios, bancos, edificios de departamentos, teatros, radios, inmuebles para oficinas, galerías, hoteles, casas habitación, urbanizaciones, aeropuertos y clubes de deportes.
Como él mismo lo contaba en sus charlas, no tenía los contactos necesarios para trabajar de arquitecto en esa época por lo que comenzó a desempeñarse en la Municipalidad de Avellaneda después de viajar durante casi un año gracias la beca Ader que le posibilitó realizar un viaje a Europa, donde visitó 115 ciudades y numerosas obras y en el que se entrevistó con grandes referentes de la arquitectura mundial.
En 1947 constituyó su propio estudio de arquitectura. "La búsqueda de síntesis y simplificación y las varias pruebas para una misma solución, que había aprendido de Virgilio, serán parte de su bagaje profesional posterior", se lee en el sitio oficial de su estudio.
Álvarez era Inteligente, agudo, organizado y un innovador en muchos sentidos, un gran proyectista. Fue un hábil armador de equipos, sacaba lo mejor de cada uno y predicaba con el ejemplo: llegaba primero y se iba último de su estudio en sus 74 años de ejercicio profesional.
Convirtió su nombre en una marca que simboliza eficiencia y modernidad.
Nuestras condolencias a su familia.