Por Sofía Wachler
Imparable crecimiento de villas y asentamientos
7 de diciembre de 2009
Mientras los jugadores de “real estate” barajan distintas opciones para planificar el futuro frente a un escenario político por demás complejo, con escaso o nulo financiamiento, valores aún muy altos de tierras bien localizadas, buscando alternativas y rubros diversificados, en la ciudad de Buenos Aires; continúa un sistemático y exponencial crecimiento de villas y asentamientos irregulares.
Precisamente, hace escasos días la Legislatura porteña convirtió en ley un proyecto para urbanizar las villas 31 y 31 bis, habitadas por unas 26 mil personas en el barrio de Retiro y donde se construyeron centenares de casas en condiciones precarias, algunas en altura, en los últimos años.
Uno de los argumentos empleados fue que este plan urbanístico ha sido calificado por especialistas como la alternativa más seria para dar una solución definitiva a los habitantes de esas villas.
Estos hábitat precarios vienen teniendo promesas de soluciones desde hace más de 50 años, pero hasta ahora ningún gobierno lo ha logrado
Inclusive en épocas oscuras de la historia argentina se los ocultaba con paredones para tapar lo “vergonzante”, como el tristemente célebre Muro de Berlín o los guettos.
Norberto Pazos, presidente del Departamento Técnico del Centro Argentino de Ingenieros, CAI, comentó durante la conferencia “Villas y Asentamientos Irregulares” que en 1984 se derogaron todas las ordenanzas que impulsaron la erradicación de villas, lo que marcó el comienzo de una tendencia oficial sobre radicación y urbanización de las villas de emergencia”.
Asimismo recordó que en la década del 30, se creó la primera, denominada la Villa de Desocupados, cuyos habitantes eran en su gran mayoría inmigrantes polacos y ya hacia 1940, le siguieron la Villa de la Esperanza, y el Barrio de los Inmigrantes.
En 1960, la población villera ascendía a 78.000 habitantes y hoy supera el medio millón en la ciudad de Buenos Aires.
Pazos cito al arquitecto Claude Della Paolera, uno de los mejores urbanistas argentinos que aseveraba que “ la subsistencia de una villa no debe depender tan sólo de abrir una calle para que pasen la ambulancia o los camiones de los bomberos y recolección de basura o el suministro de agua potable para preservar la salud de los pobladores. Esa no es la solución, aunque represente una mejoría. Tampoco lo es su irreflexiva erradicación; se trata de estudiar cada localización en particular".
Actualmente el tema se ha complejizado. Ahora hay distintos tipos de villas y asentamientos irregulares: villas de emergencia, núcleos habitacionales transitorios, nuevos asentamientos urbanos y campamentos.
Silvina Pennella, Jefa de Área de Derechos a la Vivienda de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Bs. As dio precisiones en su disertación.
Las villas de emergencia tienen fines de residencia permanente y crecen de manera gradual y espontánea, siendo su denominador común una infraestructura deficitaria, vivienda informal, hacinamiento, condiciones de vida insalubres.
“Actualmente hay 21 villas en la ciudad de Buenos Aires que se expanden en 250 hectáreas, de las cuales el 73% es ocupado por cuatro, siendo las más extensas las de Barracas (65 ha) y Villa Lugano ( 53 ha). El 85% del total están ubicadas en la Zona Sur.”, comentó Pennella.
Los núcleos habitacionales transitorios se diferencias de las villas porque son complejos habitacionales construidos por el Estado. Son los módulos transitorios de 15 a 20 metros cuadrados cada uno, verdaderas cajoneras, que el Estado construyó para que la gente que dejaba las villas por los planes de erradicación estuviera “ momentáneamente” un año hasta que se le entregara su vivienda definitiva.
“Nunca se construyeron y sólo en dos asentamientos viven 1300 familias en condiciones muy duras ”, añadió.
Los nuevos asentamientos urbanos datan del 2000/ 2001 producto de la crisis y están ubicados en espacios pequeños, los intersticios de los corredores ferroviarios bajo las autopistas.
Pennella explicó que “la gente que allí vive, lo hace bajo el miedo permanente al desalojo (ya fueron desalojadas 1200 familias), no tienen ningún tipo de organización, su relación con el Estado es prácticamente inexistente y el SAME se niega a ingresar frente a cualquier urgencia o requerimiento”.
Los campamentos son ocupaciones del espacio urbano transitorias con fines habitacionales, en plazas, por lo general.
Facundo Martín Di Filippo, presidente de la Comisión de Vivienda de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires e impulsor del proyecto que aprobó la urbanización de las villas 31 y 31 bis dijo en esta oportunidad que “el Ministerio de Espacio Público no tiene competencia sobre las villas; los habitantes de estos asentamientos no saben a quién dirigirse”.
Tampoco “el Gobierno Nacional colabora demasiado: la única partida que giró a la Ciudad fue un proyecto habitacional para las Madres de Plaza de Mayo”.
Justo Carbajales, coordinador de Diálogo Ciudadano resumió en una frase la problemática que van de la mano: pobreza y vivienda. “En nuestro país hemos visto a la gente movilizarse por la inseguridad, pero no por la pobreza”.