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Por Sofía Wachler
Malas noticias para la vivienda social
16 de noviembre de 2009
El crecimiento de la pobreza, el desempleo y la falta de políticas de vivienda a largo plazo para los sectores más sensibles de la sociedad, siguen incrementando el déficit habitacional.

Pese a que el crecimiento demográfico argentino es bajo, no cesa de aumentar y ya se estima que está bordeando los 4 millones de viviendas, en todo el país.

De ese total, algo más de un millón forman parte del déficit crítico: son las viviendas faltantes.

El resto se divide por partes iguales, las que tienen hacinamiento y aquellas que con pequeñas inversiones, desde los $ 500 a $ 5.000, serían “habitables”, como el clásico ejemplo de los techos chagásicos en los que se deposita la vinchuca, o a las que le falta la construcción de los sectores húmedos como baños y cocinas.

Es un círculo vicioso, tanto el que integran los sectores más desprotegidos como que nunca se construyen la cantidad suficiente de viviendas y las que se terminan, no llegan a los que más la necesitan, producto del clientelismo, sin distinción de ideologías, ni partidos, ni fracciones.

Por eso, preocupó mucho la noticia conocida la semana pasada acerca de la reducción de un 40 % del presupuesto del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), más conocido por la Comisión Municipal de la Vivienda, su denominación anterior.

Contaría para el 2010 con un presupuesto de apenas 308 millones de pesos, uno de los más bajos de su historia. También planea vender 36 propiedades estatales, algunas ubicadas en provincia de Buenos Aires, cerca de la avenida General Paz.

No es el mejor momento para estas “reducciones”, porque la ciudad de Buenos Aires tiene más de un 15% de su población en estado de “emergencia habitacional” y la mejor prueba es el crecimiento exponencial de las villas, no sólo la 31 y 31 bis, en altura.

Actualmente, viven en la ciudad más de medio millón de personas de bajos recursos, habita en las villas ( el 50%) , hoteles, inquilinatos, conventillos y sigue creciendo.

Los datos de reducción de 211.647.208 pesos del IVC para el 2010 fueron conocidos por el presidente de la entidad, el “colorado” Roberto Apelbaum, durante su defensa del presupuesto para el año próximo, en la Legislatura porteña.

Apelbaum es ex directivo del Banco Hipotecario y de IRSA , la mayor constructora de shoppings e inversora en inmuebles del país y defendió su gestión afirmando que ““la ciudad no está exenta de la crisis macroeconómica, pero nosotros logramos a lo largo de este año, 950 escrituraciones, las conocidas como “regularizaciones dominiales”.

Respecto de la venta de las 36 propiedades localizadas en el punto álgido de conexión de la ciudad con el Gran Buenos Aires, el funcionario expresó que “si los terrenos están sin utilizar, es una buena forma de obtener fondos para destinarlos a la vivienda”.

Las malas noticias son que de los 12 programas que tiene el IVC, a cinco se les reducirán los recursos y, a cuatro, directamente, se los dará de baja.

Desaparecerán los planes destinados a rehabilitar conventillos, cuyo presupuesto era de 8 millones de pesos), darles subsidios a las cooperativas de construcción que contaban con 3 millones.

También los que adjudicaban planes de vivienda para sectores de clase media, cuyo presupuesto era de 23 millones y la recuperación de la traza de la ex AU3, en Villa Urquiza.

La mayor parte del presupuesto para el 2010 y estará destinada al pago de sueldos, unos 84 millones de pesos para los 800 empleados del Instituto.

No es una novedad, la Comisión Municipal de la Vivienda llegó a tener 1500 empleados y la mayor parte de sus presupuestos, por décadas, sólo alcanzaba para el pago de haberes de los empleados.

La Comisión Municipal de la Vivienda (CMV) fue creada el 17 de febrero de 1967 a través de la ley 17.174. El objeto de su creación fue la promoción de vivienda de interés social destinada a sectores de bajos ingresos residentes en la Ciudad de Buenos Aires y en los partidos de la provincia que integran el Gran Buenos Aires.