Por Sofía Wachler
Mejor de lo esperado, agoreros abstenerse
9 de noviembre de 2008
Las cifras de los primeros nueve meses del mercado inmobiliario desmienten a los agoreros de siempre, a los que, también en otros órdenes quieren que la profecía de desastre en el país, se cumpla.
Tanto en la Capital como en la provincia de Buenos Aires, las compraventas de propiedades registraron en los primeros nueve meses del año incrementos en la cantidad de escrituraciones y montos, de acuerdo con datos de los Colegios de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires.
En setiembre, en la ciudad de Buenos Aires, el monto involucrado en las escrituras de compraventa de inmuebles aumentó un 16,62% respecto del mismo mes del año anterior, pero comparado con agosto del corriente se registra una suba del 10,44%.
En cuanto a la cantidad de escrituras, en agosto, las operaciones descendieron un leve 0,16% respecto del mismo mes de 2007, aunque registraron un crecimiento del 7,99% si se lo compara con agosto del corriente año.
De la comparación de los primeros nueve meses de los años 2007 y 2008, surge que la cantidad de escrituras subió un 0,56% (45.356, en 2008, contra 45.101, en 2007), en tanto que los montos registraron una suba de un 10,31%.
En la provincia de Buenos Aires, también crecieron las compraventas en los primeros nueve meses del 2008 tomados en su conjunto, aumentaron el 6,43 %, frente al 0,56 % en Capital. Se registraron 99.096 escrituras por un valor de $ 11.360 millones, frente a ese mismo período del 2007, que se concretaron 93.067 por montos de $9.767 millones.
Si bien, este indicador es valioso y confiable, no es suficiente para mensurar la actividad inmobiliaria en su conjunto, ni significa tendencia alguna, además que, como siempre reiteramos, la escrituración es el final de una operación de compra venta que se inició meses antes. También que algunas registraciones son producto de sucesiones, donaciones y otros y no estrictamente, actos de compraventas.
Lo que se puede inferir es que durante los primeros meses del álgido conflicto con el agro se siguieron realizando operaciones y que el mayor incremento se registrara en la provincia de Buenos Aires, en un contexto sin crédito, incertidumbre mundial generalizada, que comenzó precisamente con la crisis subprime en los Estados Unidos y derrapó al mundo.
En lo referente a permisos nuevos de construcción en todas las tipologías en la ciudad de Buenos Aires, en los primeros nueve meses de 2008 se registró una disminución del 12,6% interanual (ver recuadro).
Entre algunas de las razones de esta baja, actualmente, los buenos terrenos tienen una alta incidencia en los precios del metro cuadrado en la construcción final, son escasos y caros y los materiales de construcción no cesan de aumentar.
Por otra parte, éste es un indicador de nuevas construcciones solamente y habría que analizar cuál fue el comportamiento de los obtenidos en 2007, muchos de los cuales tuvieron que lidiar con el corralito en algunos barrios y demoraron el comienzo de las construcciones aprobadas. Este hecho podría ser, además, un elemento retardador para solicitar nuevas autorizaciones. La máquina de impedir dejó huellas, pero no tenemos cifras ni estadísticas, ni muchos datos, en realidad, ninguno, para analizar.
No se pueden negar ni las crisis financieras mundiales, ni las consecuencias de la estatización de las AFJPs, directas e indirectas, la inflación, la incertidumbre, pero es muy pronto, para pronosticar una desaceleración del sector, una baja de precios, como pretenden los agoreros, inclusive para determinar tendencias futuras.
En octubre, se sumó la corrida del dólar, un factor esencial en la compra venta de propiedades en el país, que siempre operó en esa moneda. Las variaciones diarias que lo hicieron trepar hasta los $ 3,41 y el temor a que superara la barrera de los $ 3,50, volvió a complicar nuevamente el nivel de actividad del sector. Con un dólar más "calmado" en los inicios de noviembre. La semana recién comienza.
La aparición de planes de financiación propios, a dólares fijos, con plazos y formas de pago flexibles, por parte de los principales desarrolladores ante la sobreoferta de propiedades de alta gama, dirigida al mismo segmento de compradores e inversores, es una clara señal de confianza en el futuro del sector, frente a tanta incertidumbre interna y externa.