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22 de diciembre de 2024
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Los mayores errores de los grandes arquitectos
22 de febrero de 2010
Hasta los mejores arquitectos, se equivocan. Aquí van algunos ejemplos.

A fines de los años 20, la arquitectura europea se inclinaba por una estética condicionada a la comodidad. Le Corbusier (1887-1965) quiso plegarse a esta tendencia con un edificio para el Ejército de Salvación de París, que fue inaugurado en 1933 y decidió experimentar, creando un edificio hermético, ideando un sistema que bautizó como "respiración exacta", sistema de climatización precursor del aire acondicionado, basado en la circulación de aire entre los dos vidrios que hacen de pared.

Sin embargo, las ventanas, no podían abrirse y las altas temperaturas, hicieron que el edificio se recalentara a niveles insospechados pero el problema se solucionó de una manera inesperada, luego de un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial la fachada tuvo que ser reconstruida. La ocasión se aprovechó para incorporar aleros diseñados por el mismo Le Corbusier, que impedían la llegada directa del sol.

Menos reversible fue lo que ocurrió con el complejo habitacional de Minoru Yamasaki (1912-1986), el mismo arquitecto de las Torres Gemelas de Nueva York.

El proyecto Pruitt-Igoe para la ciudad norteamericana de Saint Louis no tenía una falla estructural, sino que el lugar escogido para emplazarlo era el equivocado. En 1954 se inauguraron sus 33 torres de viviendas sociales, pero en sólo cinco años la zona se había empobrecido y transformado en un foco de delincuencia.

Finalmente el 16 de marzo de 1972, el gobierno federal ordenó demoler una torre; la misma suerte corrieron los 32 edificios restantes. Dos años después, el barrio dejó de existir, transformándose en un caso emblemático. En 1984, el arquitecto Charles Jencks se refirió al hecho como "el día en que la arquitectura moderna murió".

Los espacios culturales también tienen errores de cálculo. Cuando el Lincoln Center de Nueva York decidió construir, en 1962, su Philharmonic Hall, se le encargó el proyecto al arquitecto Max Abramovitz, creador de la sede central de la ONU.

Una vez inaugurado, los músicos alegaron que no podían escucharse ni a sí mismos. Tras cinco intentos de arreglo, en 1976 decidieron desarmar la sala y empezar de nuevo: invirtieron 10 millones de dólares y los problemas de acústica siguieron. En 2005, el arquitecto inglés Norman Foster (1935) presentó un proyecto para remodelar este espacio, ahora llamado Avery Fisher Hall. Las obras aún no comienzan.

El mismo Norman Foster diseñó el Puente del Milenio en Londres, otro chasco. Esta famosa obra para peatones fue clausurada tres días después de su inauguración en el año 2000, pues el paso de la gente causaba una notoria oscilación que le mereció el apodo de "puente tembloroso". Sólo después de dos años de obras, la pasarela quedó firme y transitable.

Un emblema de la cultura francesa: el Centro Pompidou de París, con un arriesgado diseño, del inglés Richard Rogers y el italiano Renzo Piano se inauguró en 1977. Veinte años después fue cerrado para hacer unos cuantos arreglos, sin embargo, este retoque duró tres años y requirió una inversión equivalente a la mitad de lo gastado en la construcción original.

La conocida Casa de la cascada (1937) quizá el trabajo más representativo del norteamericano Frank L. Wright, gran exponente de la arquitectura orgánica; hoy monumento nacional de EEUU, pero erró en la cantidad de acero necesaria para sostener sus terrazas flotantes, que en los 90 ya tenían un declive de 20 cms. En 2002 se reforzó la estructura por 12 millones de dólares, 100 veces el costo de la casa.

También Frank Gehry, el canadiense famoso por sus estructuras sinuosas y el uso de materiales poco comunes, como en el Museo Guggenheim de Bilbao. Pero el Stata Center del Instituto Tecnológico de Massachusetts que fue muy aplaudido en su inauguración en 2004, pero tres años después, la universidad demandó a Gehry por las goteras, grietas y pedazos de peligroso hielo que resbalan por las inclinadas superficies del edificio.