A siete años de su inauguración oficial, el pasado 20 de diciembre, la Corporación Puerto Madero traspasó el mantenimiento del Puente de la Mujer al Gobierno de la Ciudad.
Desde que fue librado al uso público, su mantenimiento estuvo a cargo, alternativamente, de las empresas Emprendimientos Inmobiliarios Arenales S.A., Mades Servicios Empresarios S.A. y la Corporación Puerto Madero.
En virtud de un Convenio de Auditoria y Asistencia Técnica entre el Gobierno de la Ciudad y la UTN, se efectúo una revisión del estado del puente, dando lugar el 19 de diciembre de 2008 a la firma de un Acta de Recepción, a partir de la cual el Gobierno asumió la responsabilidad de su mantenimiento.
Estará bajo la órbita del área Obras Especiales, dependiente de la Dirección General de Acciones en la Vía Pública del Ministerio de Ambiente y Espacio Público.
El Puente de la Mujer, ubicado en el dique 3 de Puerto Madero, es una obra del arquitecto español Santiago Calatrava en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina y la única en América Latina.
Su construcción duró 12 meses y costó 8 millones de dólares. Fue donado a la ciudad por Alberto González, propietario de la compañía desarrolladora Madero Este.
Está emplazado en el Dique 3 de Puerto Madero y sirve como nexo entre las orillas de la zona Oeste-Este a través de un camino peatonal de 5 metros de ancho y 160 metros de largo. Su figura se asemeja a un arpa recostada, con un brazo metálico blanco de 39 metros de altura.
Gracias a la potencia de 20 motores eléctricos, su sección media puede girar para facilitar el paso de embarcaciones.
Está dividido en tres secciones: dos fijas en ambas márgenes del dique y una móvil que gira sobre un pilón cónico de hormigón blanco y permite en menos de dos minutos el paso de embarcaciones. Esta sección central está sostenida por una aguja de acero con alma de cemento de unos 39 m de altura. La aguja está dispuesta en diagonal y de ella penden, a modo de puente colgante, los cables que soportan el tramo que gira.
Inaugurado el 20 de diciembre de 2001, en el pico de la crisis económica e institucional argentina, pasó desapercibida para la mayoría de los porteños.
En el 2005, se le colocó un moderno sistema de iluminación fue colocado en el puente que permite ver con facilidad de noche la vista que proporciona el mismo.