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Por Nino Fernández
Las nuevas demandas: del TCF a la devolución de IVA
8 de enero de 2009
Aún en medio de la incertidumbre generada por la crisis internacional, que en algunos sectores es preocupación lisa y llana, la comunidad Pyme baraja nuevas ideas y demandas para el año que acaba de comenzar.

Entre las iniciativas, que sin ser novedosas salen de lo trillado y en algunos casos de lo coyuntural, sobresalen el pedido de un tipo de cambio diferencial (TCF) para el comercio exterior, la urgente devolución de los saldos acreedores de IVA y una nueva segmentación del conglomerado Pyme, que discrimine por regiones.

Por supuesto que las propuestas son complementarias de los tradicionales reclamos que unifican a todo el frente Pyme, como la mejora en el acceso al crédito, una menor presión impositiva, protección contra el comercio desleal, y dos leyes claves que duermen la “siesta“eterna: la nueva versión de la de Riesgo de Trabajo y la de Capitalización Pyme.

En cualquier caso se trata de la búsqueda de estrategias comunes que permitan, por un lado, acotar el impacto de la crisis internacional y por el otro, dotar de mayor flexibilidad a instrumentos y decisiones de gobierno a fin de mejorar la competitividad de las empresas.

Lo importante: el tipo de cambio

“Hace un tiempo los sectores Pymes venimos reclamando mejoras en el tipo de cambio real, a través de instrumentos de defensa de la producción nacional y mecanismos de compensación en lo laboral, impositivo y financiero. Hoy nosotros pedimos un tipo de cambio diferencial para el comercio exterior, sin que ello implique modificar la paridad para el mercado interno”, dice Daniel Oblan, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe (CaCESFe).

Para el empresario, la crisis importada ha cambiado todas las reglas de juego por lo que no se puede demorar el debate sobre el tipo de cambio en la economía nacional. La propuesta, que fue elevada a algunas instancias de gobierno, consiste en fijar un valor exclusivo para las operaciones de exportación e importación, regulado de acuerdo a la marcha de la economía local.

“Podemos hablar de valores entre 4 y 5 pesos por dólar, con los que tendríamos cierta competitividad, pero el verdadero valor del tipo de cambio sería el que le confiera a los sectores productivos la suficiente competitividad para no caer en recesión y en un aumento de la desocupación, como su correlato más desgraciado”, dice Oblan, que aclara que no quiere una devaluación por la inflación y el desorden que puede provocar en el mercado interno.

Un economista, que comulga con reservas con la idea, recuerda el antecedente de la década del 70 cuando su colega Marcelo Diamand propuso un tipo de cambio diferencial para la industria y muchos le preguntaron con qué mecanismos se evitaría que las empresas aumenten sus exportaciones a expensas del mercado interno: “eso también corre para ahora, por lo que no se puede descartar presiones sobre los precios. Mientras que lo positivo vendría por el aumento de la recaudación fiscal, a diferencia de lo que ocurriría con la eliminación de las retenciones, que también actuaría promoviendo las exportaciones, dice.

Lo urgente: devolución de IVA

Si de política fiscal se trata los fabricantes de bienes de capital recibieron el 2009 con una buen nueva: la prórroga del Decreto 379, que los compensa con un 14% por el arancel 0 que rige para las importaciones. Pero la noticia no alcanzó para disimular la creciente preocupación que existe en el sector por la creciente deuda de la AFIP en concepto de devolución de saldos técnicos del IVA, en momentos de crédito escaso .

Hace unas semanas, mientras se desarrollaba el Seminario Propymes, en el Hotel Hilton, el empresario Javier Tizado pidió el micrófono y dirigiéndose al propio Paolo Rocca, se quejó por esta situación: ”hay unas 320 Pymes fabricantes de bienes de capital con saldos acreedores de IVA por unos 600 millones de pesos", dijo.
La cifra, que se viene acumulando desde hace varios años, está vinculada al saldo técnico derivado de la diferencia entre la alícuota del 10.5% con la que están gravados los bienes de capital y la aplicada a la compra de los insumos, partes y piezas que necesita para producirlos, que generalmente es del 21%.
“El problema más importante es el engorroso trámite que requiere la devolución de los saldos a favor, por el IVA de las ventas internas de bienes de capital. Y la gravedad está en el alto costo financiero que esto tiene para muchas empresas, porque les detrae su capital de trabajo”, dice Alberto Amato, economista jefe de AAFMHA (Asociación Argentina de Fabricantes de Máquinas –Herramientas, Accesorios y Afines)
Un empresario del sector que pidió no ser mencionado, dice que sus acreencias por este concepto “alcanzan para pagar holgadamente los sueldos y los servicios de un mes de producción”. Por alguna razón que no quiso revelar, este empresario tiene esperanza de que la nueva administración en el ente recaudador “agilice” la devolución de estos saldos.

Similar panorama enfrentan los productores de Software locales, a los que la ley de promoción de la industria del sector (25.922) que data de setiembre del 2004, los beneficia con un recupero impositivo que también integra la lista de deudas de la AFIP. Aquí el “castigo” recae sobre aquellas empresas que exportan la mayor parte de su producción, porque no tienen saldo a pagar de IVA y no pueden realizar la compensación.

“En un supuesto de máxima, una empresa que exporta el 100% de su facturado no podría lograr jamás gozar de los beneficios de la ley por no tener saldo de IVA suficiente para compensar sus cargas sociales”, dice Ivo Bándoli, empresario del Polo IT.
La ley de Software establece que las empresas que adhieran a este régimen pueden recuperar el 70% de las cargas sociales descontándolo del IVA a pagar, derivado de la facturación nacional, ya que las exportaciones no tributan IVA.
En el caso del Polo IT de Buenos Aires hay varias empresas con acreencias superiores al millón de pesos y no falta la gran exportadora que acumula un saldo acreedor de 10 millones.

Lo estructural: nueva segmentación

Aunque lejos de las pulseadas con la AFIP el stress de las Pymes del interior tiene otros orígenes.

Fabian Hryniewicz, presidente de CAPYMEF (La Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas de Formosa) asegura que lo más urgente es segmentar por regiones todo lo referente a tratamiento fiscal y costos laborales. “Se deben contemplar las asimetrías que por distancias, condiciones socioeconómicas, disponibilidad de mano de obra calificada, calidad energética y de servicios, estructura vial, costos logísticos, etc. impiden el normal desarrollo de una PyME del interior y la captación de inversiones”.

El dirigente aclara que no se trata de discutir el nivel de ingreso del trabajador, sino de las cargas sociales que la patronal aporta y los eventuales juicios que debe soportar por accidentes de trabajo o por despidos de cualquier naturaleza. Y en lo que configura una diferencia con la puja distributiva de buena parte del país, Hryniewicz reclama “un aumento salarial importante para los empleados públicos del NEA, que es el principal motor de la economía regional y que se haga extensivo el beneficio de aportes para los nuevos empleos”.

La regionalización de algunas variables de la política económica también es una vieja demanda de algunas economías regionales. Los productores olivícolas de Cuyo, por ejemplo, vienen reclamando participación en las discusiones paritarias del sector.

“En Buenos Aires se decide un precio del cajón cosechado de aceitunas que muchas fincas de San Juan, Mendoza, La Rioja o Catamarca no pueden pagar. El año pasado se fijó un precio de 7,20 pesos por cajón de aceitunas y presentamos un amparo ante la Justicia Federal y terminamos pagando 5,50, lo que equivale a un 22 % más de lo remunerado en el 2007”, dice un dirigente de la Asociación de Pymes Olivícolas de San Juan.

Por su parte en APYME (Asamblea de Pequeñas y Medianas Empresas) también hablan de darle una nueva vuelta de tuerca a la segmentación del conglomerado Pyme: “no puede ser que una pequeña o mediana empresa de Jujuy soporte la misma presión impositiva, sacando los impuestos locales, que una empresa similar del mismo rubro de Buenos Aires. Hay que discriminar la carga impositiva para las Pymes por regiones y reducir los aportes patronales para los primeros años de vida de las empresas”, dice Francisco Dos Reis, presidente de APYME.