Por Nino Fernández
Reaparecen dudas sobre el proceso de inversión
17 de abril de 2007
En el aumento de la inversión parece estar la clave para superar algunas de las amenazas que acechan tanto a la economía como a las empresas. Para las Pymes, el incremento de la inversión es recomendado además como vía para aprovechar el inédito ciclo de crecimiento a través de un aumento de la oferta.
En eso han coincidido en los últimos días economistas y empresarios.
Una mayor inversión podría mejorar aspectos fundamentales como los niveles de productividad y competitividad, a fin de reducir la presión inflacionaria y mejorar las chances de competencia con los productos extranjeros.
Las Pymes han encabezado la recuperación de la inversión post- crisis, pero ahora enfrentan dificultades para mantener el ritmo inversor, entre otras causas, por una menor rentabilidad y por la falta de estímulos a su medida.
Las que más invirtieron
Dice Marcela Cristini, investigadora de FIEL que “la inversión privada que se ha hecho en estos tiempos es exclusiva de las Pymes, porque las Grandes Empresas requieren un clima de negocios diferente para invertir. Así, la inversión está asociada al nacimiento de nuevas empresas y a la adquisición de bienes de capital”.
Un informe del CEP (Centro de Estudios para la Producción) de la Secretaría de Industria de la Nación revela que en el 2006 siete ramas industriales explican su crecimiento en base a la ampliación de sus capacidades instaladas, producto de la maduración de inversiones implementas a partir del 2003.
Así sucede en Alimentos y Bebidas, Papel y cartón, Edición e impresión, Químicas básicas, Caucho y plástico, Metálicas básicas y Metalmecánica. Se trata, en general, de sectores con fuerte presencia Pyme, mientras que el resto de las ramas, dice el estudio, habrían respondido a la mayor demanda con la capacidad instalada ociosa.
El punto es que durante el año pasado algunos analistas comenzaron a advertir sobre cierta desaceleración de la inversión bruta interna, localizada básicamente en el sector de la construcción.
De hecho el informe del CEP asegura que la participación de la inversión en el producto pasó de significar el 4,9% en el 2004 al 3,7% en el primer trimestre del 2006. Pero agrega que mientras la inversión en la Construcción se mantiene por encima de los niveles de 1998, la inversión en Equipos Durables está aún por debajo de los valores de ese año, con una salvedad importante: los equipos importados pasaron de representar el 22% del total de la inversión en maquinaria al 55%, participación que supera los niveles de los tiempos del 1 a 1.
Inversión y financiamiento
La pregunta es: ¿hay margen para aumentar la inversión en maquinarias y equipos, que es la que permitirá mejorar la productividad y competitividad de las empresas?
El último informe de coyuntura de RK Consultores, asegura que un indicador del nivel de inversión o de maduración de inversiones es el grado de utilización de las plantas industriales.
“El relevamiento del INDEC sobre la utilización de la capacidad instalada (UCI) indica que las plantas se encuentran al 74.1% de su capacidad de producción, mostrando que aún existe margen para incrementar los niveles de oferta. El salto fuerte en la utilización se produjo entre el 2002 y el 2005, año a partir del cual las subas fueron leves”, dice el trabajo.
Hace unos días en ocasión de la conferencia anual de Fundación Observatorio Pyme, Vicente Donato, director de la entidad, señaló además otros factores que justifican la inversión en bienes de capital.
Dijo que el 40% de la maquinaria utilizada en las Pymes industriales es antigua y que un 30% de esas empresas no ha invertido en los últimos tres años y otro tanto invierte erráticamente.
“El 30% de los que no invierten no lo hacen por falta de fondos y el 80% de los que invierten se financian con recursos propios, explicó Donato.
Con todo, el informe del Observatorio advierte que la reducción de los márgenes de rentabilidad de las empresas observada a partir del 2004, está promoviendo el crecimiento de otras fuentes de financiamiento, destacándose el aumento de la participación del crédito bancario, que pasó del 8 al 14% del total, entre el 2005 y el 2006.
Según estadísticas de CEFID-Ar (Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina) el crédito a Pymes alcanzó en el 2006 el 19,8 % del total del financiamiento bancario, pasando de una cartera total de 19,4 millones de pesos en diciembre del 2005 a otra de 25,2 millones en diciembre pasado.
A estos montos hay que agregarle las líneas de tasas bonificadas de la SSEPYME de 100 millones de pesos para adquisición de Bienes de Capital y de 150 millones para Capital de Trabajo, que se adjudicaron en su totalidad.
Por ello hay especialistas que aseguran que no es la oferta crediticia lo que falta, si no la demanda por parte de las empresas. Por lo pronto, según el trabajo del Observatorio Pyme, el 50% de las empresas asegura no haber necesitado créditos durante el 2006 y en segundo lugar, pero muy lejos, dentro de los factores que explican la renuencia empresaria por pedir créditos, figuran el costo financiero y la incertidumbre económica nacional.
El resultado da cuenta que en los dos últimos años solo el 38% de las Pymes industriales solicitaron créditos bancarios distintos del descubierto de cuenta corriente, cuando en el bienio 96/97 esa proporción alcanzó el 61%.
“No es un problema de voluntad de los bancos sino una dificultad estructural macroeconómica que debe resolverse entre el sector privado y el Estado”, explicó Donato.
La “mano” del Estado
Aunque de a poco las Pymes “le van perdiendo el miedo“ a los Bancos, está visto que en general siguen prefiriendo invertir sus propias ganancias antes que endeudarse con aquellas entidades.
El problema es que el retroceso que muestran las utilidades de las empresas, como consecuencia del aumento de costos, estaría desalentando o peor aun, reduciendo, el margen de inversiones autofinanciadas.
De allí que muchos insistan en la necesidad de que el Estado mejore sus políticas activas en procura de destrabar la situación.
Es un dato poco discutido que la Ley 25924 de Promoción de Inversiones benefició más a las Grandes Empresas que a las chicas, y para peor durante el año pasado, no se completó el cupo disponible. El instrumento, que ha sido definido por los empresarios como muy complicado, vence en cuatro meses y todo indica que la ministra Felisa Miceli se inclinaría por renovarlo con un par de cambios.
“En primer lugar se trataría de hacer un régimen más simple y por otro lado habrán incentivos extras para los que inviertan en producir de modo ambientalmente sustentable”, dijo una alta fuente de la cartera económica.
Desde la comunidad empresaria, en tanto, se insiste en la necesidad de apurar la sanción de la Ley de Capitalización para Pymes, que propone la exención de Ganancias en las operaciones de reinversión de utilidades. Pero en el Gobierno hacen mutis por el foro, supuestamente por lo que consideran un alto costo fiscal y por el riesgo de terminar beneficiando a empresas que dejaron de ser Pymes.
A todo esto, en algunos ambientes empresarios, en los que es común escuchar que se asiste a un “vacío” en materia de promoción de inversiones para las más chicas, siguen levantando la bandera de un banco de desarrollo, al estilo del brasileño BNDES.
Y afirman que la idea cosecha adhesiones entre algunos dirigentes políticos que podrían llegar al gobierno en caso de una eventual victoria de Cristina Fernández de Kirchner.