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Por Nino Fernández
¿Se frena la inversión en las pymes?
29 de septiembre de 2006
La evolución de la inversión privada es uno de los datos que miran con lupa, tanto economistas como hombres del gobierno. Por esa vía monitorean parte de uno de los principales componentes del PBI y la competitividad de las empresas como elemento determinante de su inserción externa.

En las últimas semanas varios reportes privados han alertado sobre cierta desaceleración de la inversión en equipos durables, que si bien no llega a ser una luz amarilla, bien podría tratarse de un punto de inflexión.

Pero no se dispone de información desagregada por tipo y tamaño de empresa, y si se hace foco en las Pymes la lectura es todavía difusa.

“Hasta ahora se ha invertido extensivamente, pero en realidad el desafío es crecer en profundidad, es decir con aumento de productividad. Y en este tema las PyME no andan bien, sobre todo porque la inversión sigue siendo un tema de la mitad de las empresas, mientras que la otra mitad no invierte por diversas razones”, afirma Vicente Donato, director de la Fundación Observatorio Pyme.

Se sabe que en los últimos años las pequeñas y medianas empresas más dinámicas en esta materia, exhibieron tasas de inversión que por momentos superaron las del propio segmento en la década pasada, cuando el tipo de cambio invitaba a adquirir equipamiento importado.

Pero justamente la camada de empresas que realizó mejoras tecnológicas en los 90, solo pudo aprovechar al máximo el nuevo potencial productivo a partir de la post-devaluación, razón por la cual recién ahora vuelve a tener necesidad de modernizar sus equipos.

El tema es que este conglomerado enfrenta algunas diferencias respecto al escenario en el que actuaron las Pymes de la ola inversora iniciada en el 2003.

Los especialistas señalan distintos aspectos que podrían estar entorpeciendo la decisiones de invertir. Desde un importante aumento de las importaciones y mayores precios de los bienes de capital, hasta requisitos poco amigables para el acceso al crédito y altas tasas de interés bancarias. Y agregan un dato no menor: cierto grado de incertidumbre política – económica, que los llevaría a moverse con mayor cautela.

Ante este panorama y con varios sectores al límite de su capacidad instalada enfrentando una demanda creciente, los expertos revalorizan el papel de instrumentos de políticas activas, a fin de destrabar la decisión de actualización tecnológica.

Pero hay grandes dudas sobre la eficiencia de la Ley de Promoción de Inversiones, al menos para las Pymes, mientras los empresarios lamentan que el proyecto de Desgravación Impositiva para las firmas que reinviertan utilidades, siga trabado en el Congreso.

Confianza en baja

Christian Lamiaux, director de la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones, dice que “al Estado argentino le falta timing, siempre está atrasado en las medidas y las realidades terminan golpeando al que se decide a producir. No seduce al empresario para que invierta y produzca, al contrario siempre plantea durezas para esas acciones y si a eso se le agregan los propios tiempos del país, a los industriales les cuesta jugarse por un proyecto”.

Según el Informe de Confianza Pyme que acaba de dar a conocer Fundación Observatorio Pyme, el momento para invertir en maquinaria y equipo sigue siendo bueno, aunque se advierte una ligera disminución de la confianza en el futuro entre los pequeños y medianos industriales.

El índice de confianza retrocedió 4,3% respecto al mes de abril pasado y 8,6% con relación a noviembre de 2005, mientras que la comparación en el último año revela una reducción del 6%.

“Esta disminución se debe a una visión más moderada de las condiciones actuales pero, fundamentalmente, a una mayor preocupación de los empresarios en relación al futuro de la situación económica de su empresa y del país. Particularmente se destaca un incremento en las expectativas de una futura caída de la rentabilidad, cuyo índice se reduce en un 11,3% en términos interanuales”, dice el informe.

Edición e Impresión, Textiles, confección, cuero y calzado y Aparatos eléctricos y autopartes, son los sectores que observan mayores reducciones en el índice de confianza. En tanto que Químicos, caucho y plásticos y Productos de metal, maquinaria y equipos exhiben un índice igual o mayor a los registros del año pasado.

El trabajo también destaca que si bien el 61% de los empresarios considera que es un buen momento para invertir en bienes de capital, el 39% restante cree que se trata de un mal momento, lo cual constituye un retroceso, dado que en abril y noviembre este porcentaje se ubicaba en 37 y 36%, respectivamente.

Paula Nahirñak, investigadora de IeralPymes, de Fundación Mediterránea, afirma que “no hay una reducción de la inversión en las Pymes, pero si advertimos un aumento en el precio de muchos bienes de capital, tanto locales como importados que hacen más lenta la decisión de invertir”.

Por su parte, Inés Butler, otra economista de FM, dice que entre 2001 y 2005 los precios relativos de los bienes de capital y equipos nacionales e importados, aumentaron en promedio 20% y agrega que “es probable que la inversión en las Pymes empiece a converger hacia menores tasas de crecimiento, por la evolución del nivel de actividad asociado”.

Raúl Ochoa, especialista y consultor del BID, no se anima a asegurar si crece o decae la tasa de inversión entre las Pymes. “Creo que sin inversión no se puede explicar el fuerte crecimiento de sectores con gran presencia Pymes, como la construcción, los textiles, el calzado, la alimentación, etc. Ahora, si se baja la lupa uno se encuentra con que muchas inversiones no se hacen por distintos factores”, dice Ochoa.

Buenos y malos incentivos

El consultor desgrana las causas que a su juicio desalientan inversiones, sobre todo en las empresas más chicas. “Falta financiamiento de largo plazo y mecanismos de capital de riesgo. Además hay una creciente preocupación en torno a los cambios en la legislación laboral y una mayor incertidumbre por el aumento de las importaciones, ya sea de Brasil o China, que inducen a dudar de las perspectivas de los negocios en el mediano plazo”.

La situación, admite Ochoa, podría atacarse con incentivos del Estado que hasta ahora resultan insuficientes, a pesar de los esfuerzos de la actual administración.
Pero Ines Butler, aclara que “los incentivos a la inversión del Estado son positivos siempre y cuando se difundan lo suficiente y no abusen de la burocracia”.

Según un especialista en proyectos de inversión, que pidió no ser mencionado, hay mecanismos de promoción eficientes como el de líneas de créditos a tasas subsidiadas, el PRE, o el de crédito fiscal para capacitación, pero el Gobierno se está equivocando con la Ley 25924 de Promoción de Inversiones.

La norma, que entró en vigencia en el 2004, prevé dos tipos de incentivos: la Amortización Acelerada y la Devolución del IVA Inversiones, para los cuales establece un monto de 1000 millones de pesos para todo tipo de empresas y un cupo exclusivo para Pymes de 200 millones por año. Según la fuente consultada, en el primer año “hubo un solo llamado a Concurso y las presentaciones salieron más o menos en tiempo.

Pero en el 2005 se hicieron tres llamados y se utilizó muy poco de los 1.200 millones dispuestos en el Presupuesto. El problema es que los proyectos que aun no se aprobaron pierden los beneficios y el empresario debe volver a los regímenes comunes, con toda la carga de complicaciones que implican, por ejemplo, las rectificaciones de los balances impositivos”.

Un funcionario de la Dirección Nacional de Industria, que dirige Pablo Barberena, admitió un atraso importante en la resolución de las presentaciones del año pasado. “En el primer llamado se presentaron 40 grandes proyectos de los cuales solo se aprobaron 20. En el segundo fueron desestimados 5 de los 10 proyectos de Pymes presentados y el resto sigue en estudio y en el tercero hay 17 proyectos que por supuesto tienen para un rato”, dijo la fuente.

A todo esto sigue cajoneado en el Congreso el proyecto de Desgravación Impositiva para Pymes que reinviertan utilidades, que a diferencia de los instrumentos dispuestos en la Ley 25924, es automático y de fácil adhesión.

Lo curioso es que según dirigentes Pymes, de buena sintonía con el Gobierno, el Palacio de Hacienda justifica el freno parlamentario al proyecto de Desgravación Impositiva por dos razones: el costo fiscal de mil millones de pesos - que dicho sea de paso - triplica los cálculos empresarios y la existencia de un mecanismo de promoción de inversiones de costo similar, en obvia alusión a la Ley 25924.