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Por Nino Fernández
Pymes: el interior también existe
5 de julio de 2006
Se habla poco de las Pymes de tierra adentro. A pesar de que la mayor parte de estas empresas se encuentra más allá de la General Paz, no es mucho lo que sabemos de ellas.

Se conoce que hay firmas de enorme potencial competitivo, en actividades como el diseño, el turismo y la maquinaria agrícola, e incluso en sectores sofisticados como la biotecnología, el software, o la cadena de valor del GNC (Gas Natural Comprimido).

Pero poco ha trascendido, en cambio, de cómo este enorme y heterogéneo conglomerado emergió de la crisis. De cuáles han sido sus logros y problemas. Si invierten con recursos propios o acceden a créditos; de cómo evolucionan sus costos y de cómo les ‘pega’ la presión impositiva o las leyes y decisiones políticas que se adoptan en Bs. As.

Una primera aproximación a esta realidad poco conocida desde la ‘ciudad puerto’ puede plantearse a partir de una certeza convalidada por estadísticas públicas y privadas: el interior crece más pero crea menos empleo que la Capital Federal.

“Parecería que ahora el sector de los servicios, que es el que más sufrió con la crisis y que normalmente aparece adherido a los mayores conglomerados urbanos, está creciendo mucho más que el productor de bienes. Por otra parte las Pymes industriales han iniciado un proceso de crecimiento con inversiones, en donde el empleo no crece en la medida que lo hizo en la primera etapa post-crisis”, afirma Rubén Ascúa, economista de Rafaela, de reconocida trayectoria en la problemática Pyme.

Pero desde ya que el desempeño entre las distintas regiones es muy desparejo. Y al parecer cada vez son más los sectores que acusan una desaceleración de la actividad, que de a poco estaría desinflando las expectativas empresarias.

Según el Observatorio Pyme menos del 20% de las empresas ubicadas en el Area Metropolitana de Bs. As. (AMBA) y en Sur del país, consideran que atraviesan una etapa de estancamiento; mientras que en las regiones del NOA (Noroeste) y NEA (Noreste), el porcentaje supera el 30%. En una zona intermedia se ubican las empresas localizadas en Centro y Cuyo, región esta última que exhibe promisorios indicadores, en materia de acceso al crédito y apertura exportadora.

¿El fin del verano?

Hugo Gamboa, presidente de Federación Económica de Mendoza (FEM), entidad que agrupa a 59 Cámaras empresariales, afirma que entre el segundo semestre de 2005 y lo que va del 2006, la región muestra un aceptable nivel de actividad económica promedio, con algunos rubros de la economía provincial que han logrado consolidar posiciones de mediano plazo. En esta lista, el empresario ubica al comercio, la metalmecánica, la construcción, la petroquímica y el turismo. Mientras que, sectores como el de la minería metalífera y la ganadería de secano, “van más lentos, al menos respecto a sus indicadores de potencialidad”.

Por último Gamboa menciona a otros sectores que han comenzado a mostrar desajustes originados por diversas causas, que atentan contra un crecimiento armónico de todos los actores de la cadena de valor.

“En la industria vitivinícola las maniobras de mercado han deprimido el valor del vino de traslado y del mosto o jugo de uva, en perjuicio de los pequeños productores y de los pequeños elaboradores que, sin suficiente respaldo financiero, se encuentran en una pelea desigual con los especuladores. Otros casos son el de del sector de la fruta en fresco, que carece de suficiente capacidad de almacenamiento en frío y el de las estaciones de servicio, que plantea problemas de rentabilidad derivados de la estructura de comercialización del sector y de la sujeción de precios de los combustibles”.

La desaceleración también se advierte en Santa Fe, donde Roberto Yacuzzi, presidente de la CGI (Confederación General de Industrias) del Litoral, pronostica que “el verano está llegando a su fin”.

“Claramente el motor del impulso que tuvo la economía en los últimos años fue el nuevo tipo de cambio. Pero los aumentos de costos de producción están diluyendo rápidamente esos beneficios. Y ojalá haya sido solo por aumentos de sueldos, porque de esa forma se habría fortalecido el mercado interno, pero también hay otros costos que influyen como son los de las materias primas y en cualquier momento, los de tarifas”, explica Yacuzzi, quien aclara que igualmente, hay sectores como el de la construcción; el autopartista; químicos y turismo que mantienen un crecimiento sostenido.

Desde la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas de Formosa (CAPYMEF) se destaca un amesetamiento de la actividad en el primer semestre de este año, luego de cierta reactivación del consumo, que tuvo lugar el año pasado, por efecto de una línea de créditos lanzado por el banco provincial local.

“El comercio formoseño depende casi exclusivamente de los empleados públicos pues la actividad privada es mínima. Si a eso se le agrega la ausencia de aumentos de sueldos en el sector público, dónde el ingreso medio es de 600 pesos, más las cuotas crediticias y el deterioro del poder adquisitivo por el efecto inflacionario, se explica la tendencia decreciente que muestra la economía local”, dice Fabián Hryniewicz, presidente de CAPYMEF, entidad que agrupa a unos 600 empresarios.

El informe del Observatorio Pyme destaca, precisamente, que en el NEA, la región donde se enmarca la provincia de Formosa, radican las menores expectativas empresarias de crecimiento de ventas al mercado interno de todo el país. Cuyo, Centro y AMBA, en cambio, son las regiones más optimistas en esta materia, así como en exportaciones y horas trabajadas. En Sur, en tanto, radican las mayores perspectivas de aumentos de puestos de trabajo y paralelamente las menores expectativas de horas trabajadas.

Es un dato conocido a esta altura, que en el mercado laboral se encuentra uno de los mayores desafíos que enfrentan las Pymes de todo el país.

“El primer problema es la carencia de mano de obra especializada, sea técnica o administrativa. Y el segundo es el costo adicional de la formación profesional de un empleado, lo que conlleva el riesgo de que una vez preparado sea tentado por el Estado provincial o por una gran empresa. Pero además en la provincia ha proliferado la industria del juicio lo que hace pensar dos veces la decisión de nuevas incorporaciones a las empresas”, dice Hryniewicz.

De créditos y costos

Otro importante desafío que tienen las Pymes ante sí es la necesidad de invertir en capital físico y humano a fin de responder a los cuellos de botella productivos.

Si bien este segmento empresario encabezó la recuperación de la inversión de post crisis, durante el año pasado se habría estabilizado el número de Pymes inversoras después de haber crecido en el 2003 y 2004.

Algunos empresarios explican que esto podría deberse al aumento de costos internos y a la caída de la rentabilidad, habida cuenta de que buena parte de estas empresas se inclina por reinvertir utilidades.

Según el Observatorio Pyme, el 29% de las empresas no inversoras adjudican la decisión de no invertir a la falta de fondos; el 28% a la incertidumbre económica y el 25% a que la capacidad instalada no requiere ser reforzada.

“Las Pymes más chicas siguen teniendo dificultades para financiarse, y en muchos casos eso ocurre porque desconocen mecanismos como los de garantías recíprocas. Además la presión impositiva es importante y por eso no entendemos como sigue demorada en el Senado la ley de desgravación de Ganancias para las Pymes que reinviertan utilidades. Hay muchas empresas que han postergado inversiones por esperar esa ley”, afirma Roberto Yacuzzi, de la CGI del Litoral.

Fabián Hryniewicz dice que ahora hay oferta crediticia pero el problema radica “en los trámites y costosas gestiones, como las certificaciones, que muchas veces exigen recurrir a escribanías. Además los montos autorizados por los bancos no guardan relación con el verdadero potencial de la empresa”.

Para el Observatorio Pyme, en Cuyo está la mayor disposición a invertir del país. Así lo certifica el 60% de las Pymes industriales relevadas en esa región, mientras que en segundo lugar aparece el NEA, con el 46,3% de las empresas decididas a realizar algún tipo de inversión.

Hugo Gamboa asegura que es necesario prestar atención a las decisiones tomadas en Bs. As. que impactan sobre la estructura de costos de las Pymes mendocinas.

“Un convenio y un acuerdo salarial puede ser justo y necesario para los trabajadores de una gran empresa y catastrófico para la metalmecánica mendocina, de la misma forma, lo justo y necesario para los camioneros de Moyano es sustentable en Buenos Aires pero deficitario en Mendoza”, dice Gamboa.