4 de diciembre de 2024
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Por Nino Fernández
Biotecnología: llave para un nuevo modelo de producción
21 de abril de 2005
Más allá de las discusiones éticas sobre sus aplicaciones, la Biotecnología es considerada uno de los pilares de la “economía del conocimiento”.
Y crease o no, esta vez la Argentina no habría perdido el tren. No sólo por la soja, o las variantes transgénicas del maíz o el algodón, o la menos vedette pero más impactante dinastía Pampa, las vacas clonadas capaces de producir toda la hormona de crecimiento humana que demanda el continente americano.
También por el desarrollo de nichos como el de insecticidas o reactivos de laboratorios, que explotan exitosamente algunas Pymes locales. O por la incursión en cultivos exóticos por parte de pequeños y medianos productores.
Por todo esto, y porque además el país cuenta con un sólido sistema de bioseguridad, no extraña que el presidente Kirchner haya firmado un convenio de cooperación sobre Biotecnología con China que permitiría diversificar la ventas externas con productos de alto valor agregado.
Tampoco sorprende que haya un proyecto de ley que apunte a otorgarle estabilidad fiscal por diez años, exenciones al impuesto a las Ganancias y rebajas de aportes patronales a las inversiones en el sector.
Revolución
“Tomar la información genética de un organismo y pasarla a otro, ha permitido por ejemplo que una bacteria produzca insulina”, sostiene Lino Barañao, presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica, Tecnológica y de Innovación.
Para el funcionario, el uso de esta tecnología le podría permitir a la Argentina avanzar en la modificación de sus esquemas de producción, con especial beneficio para las economías más relegadas. Con técnicas biotecnológicas, como la micropropagación, el municipio de Simoca en Tucumán, está apuntalando una asociación de pequeños productores de arándanos, que según Carlos León, director del FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino), exige una inversión inferior a la caña de azúcar.
“La ventaja es que la biotecnología le permite al productor tener seguridad del rendimiento de la producción así como manejar los tiempos para salir al mercado, según la estacionalidad de los precios”, asegura León.
“En la actualidad hay una revolución en el área científico – tecnológica. con ventajas muy importantes para la industria, la salud y el medio ambiente. Pero no nos engañemos, el origen de la Biotecnología se remonta al momento en que el hombre empezó a producir pan, vino o cervezas, utilizando levaduras u hongos”, dice Juan Dellacha, director científico del Foro Argentino de Biotecnología y agrega que Chile recupera cerca de 400 millones de dólares anuales de cobre en rocas con escasa presencia del mineral, a partir del proceso de biolixiviación.
“El procedimiento utiliza microorganismos genéticamente modificados que segregan ácido sulfúrico, sustancia que al combinarse con el cobre deriva en sulfato de cobre y éste en cobre mediante electrólisis”, explica Dellacha
Síntesis Química es una Pyme de 120 empleados, 35 de los cuales dedicados a actividades de investigación científica, que produce inoculantes para el agro e insecticidas biológicos.
“Exportamos productos biotecnológicos por 1.300.000 dólares a destinos como Brasil, EE.UU., Canadá y Bolivia y este año esperamos hacer pie en el mercado australiano”, asegura Jorge Giambiagi, presidente de Síntesis Química.
Por su parte, Kam Biotec SRL, un emprendimiento alojado en Baitec, la Incubadora de Base Tecnológica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se dedica a detectar enfermedades genéticas y genomas virales para enfermedades infecciosas en animales, a través de técnicas biotecnológicas.
“Ya tenemos en el mercado diversos test para enfermedades genéticas en razas como Doberman, Caniche, Siberiano, Samoyedo, Cocker Spaniel y Terrier escocés, entre otras. Y además realizamos ensayos para detectar agentes infecciosos como el Distemper (Moquillo) y Parvovirus en caninos y Herpesvirus en felinos”, dice Alejandro Krimer, socio Gerente de Kam Biotec SRL.
Del laboratorio a la industria
No menos relevante es el aporte de Biocientífica SA una empresa de 37 empleados, que provee soluciones biotecnológicas para reactivos de diagnóstico en laboratorios de enfermedades humanas. La firma, que exporta a 31 países, entre ellos EEUU, Canadá y toda la Unión Europea, se propone sustituir el 40% de importaciones de productos altamente onerosos, para el 2007.
“Estamos sustituyendo las compras de Antigliadina, un anticuerpo utilizado en el diagnóstico de la enfermedad celíaca, y nos proponemos hacer lo mismo con un sistema de cultivos celulares para el diagnóstico de enfermedades autoinmunes, como algunas reumáticas”, afirma Jaime Borta, director de Biocientífica SA
Más allá de estos casos desde la secretaría de Ganadería y Agricultura se piensa desarrollar un programa estratégico, que incluso podría contemplar la producción de insumos para la industria.
“Queremos salir de la idea dominante de la soja y el maíz transgénico y pensar en desarrollos que beneficien a otros sectores, apuntando por ejemplo, a producir enzimas para la industria textil, plásticos y de cueros, entre otras”, sostiene Claudio Sabsay, subsecretario de Política Agropecuaria y Alimentos de la SAGPyA.
Aunque por ahora no alcanza el nivel de las potencias mundiales en Biotecnología - básicamente EEUU, Canadá e Inglaterra- la Argentina demostró hace un tiempo que está en el pelotón de avanzada cuando el laboratorio nacional Bio Sidus anunció la producción de la hormona de crecimiento humana, a partir de una familia de vacas clonadas.
Por lo demás, un trabajo de la CEPAL, firmado por Carmen Vicien, asegura que la temprana puesta en funcionamiento de un sistema nacional de bioseguridad ha sido un factor fundamental para la expansión de la biotecnología en el país.
Pero lo bueno además, es que el notable desarrollo de la disciplina en el país no deja de lado a las Pymes del sector, que ratifican así su capacidad de agregar valor y crear empleo calificado.
Y crease o no, esta vez la Argentina no habría perdido el tren. No sólo por la soja, o las variantes transgénicas del maíz o el algodón, o la menos vedette pero más impactante dinastía Pampa, las vacas clonadas capaces de producir toda la hormona de crecimiento humana que demanda el continente americano.
También por el desarrollo de nichos como el de insecticidas o reactivos de laboratorios, que explotan exitosamente algunas Pymes locales. O por la incursión en cultivos exóticos por parte de pequeños y medianos productores.
Por todo esto, y porque además el país cuenta con un sólido sistema de bioseguridad, no extraña que el presidente Kirchner haya firmado un convenio de cooperación sobre Biotecnología con China que permitiría diversificar la ventas externas con productos de alto valor agregado.
Tampoco sorprende que haya un proyecto de ley que apunte a otorgarle estabilidad fiscal por diez años, exenciones al impuesto a las Ganancias y rebajas de aportes patronales a las inversiones en el sector.
Revolución
“Tomar la información genética de un organismo y pasarla a otro, ha permitido por ejemplo que una bacteria produzca insulina”, sostiene Lino Barañao, presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica, Tecnológica y de Innovación.
Para el funcionario, el uso de esta tecnología le podría permitir a la Argentina avanzar en la modificación de sus esquemas de producción, con especial beneficio para las economías más relegadas. Con técnicas biotecnológicas, como la micropropagación, el municipio de Simoca en Tucumán, está apuntalando una asociación de pequeños productores de arándanos, que según Carlos León, director del FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino), exige una inversión inferior a la caña de azúcar.
“La ventaja es que la biotecnología le permite al productor tener seguridad del rendimiento de la producción así como manejar los tiempos para salir al mercado, según la estacionalidad de los precios”, asegura León.
“En la actualidad hay una revolución en el área científico – tecnológica. con ventajas muy importantes para la industria, la salud y el medio ambiente. Pero no nos engañemos, el origen de la Biotecnología se remonta al momento en que el hombre empezó a producir pan, vino o cervezas, utilizando levaduras u hongos”, dice Juan Dellacha, director científico del Foro Argentino de Biotecnología y agrega que Chile recupera cerca de 400 millones de dólares anuales de cobre en rocas con escasa presencia del mineral, a partir del proceso de biolixiviación.
“El procedimiento utiliza microorganismos genéticamente modificados que segregan ácido sulfúrico, sustancia que al combinarse con el cobre deriva en sulfato de cobre y éste en cobre mediante electrólisis”, explica Dellacha
Síntesis Química es una Pyme de 120 empleados, 35 de los cuales dedicados a actividades de investigación científica, que produce inoculantes para el agro e insecticidas biológicos.
“Exportamos productos biotecnológicos por 1.300.000 dólares a destinos como Brasil, EE.UU., Canadá y Bolivia y este año esperamos hacer pie en el mercado australiano”, asegura Jorge Giambiagi, presidente de Síntesis Química.
Por su parte, Kam Biotec SRL, un emprendimiento alojado en Baitec, la Incubadora de Base Tecnológica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se dedica a detectar enfermedades genéticas y genomas virales para enfermedades infecciosas en animales, a través de técnicas biotecnológicas.
“Ya tenemos en el mercado diversos test para enfermedades genéticas en razas como Doberman, Caniche, Siberiano, Samoyedo, Cocker Spaniel y Terrier escocés, entre otras. Y además realizamos ensayos para detectar agentes infecciosos como el Distemper (Moquillo) y Parvovirus en caninos y Herpesvirus en felinos”, dice Alejandro Krimer, socio Gerente de Kam Biotec SRL.
Del laboratorio a la industria
No menos relevante es el aporte de Biocientífica SA una empresa de 37 empleados, que provee soluciones biotecnológicas para reactivos de diagnóstico en laboratorios de enfermedades humanas. La firma, que exporta a 31 países, entre ellos EEUU, Canadá y toda la Unión Europea, se propone sustituir el 40% de importaciones de productos altamente onerosos, para el 2007.
“Estamos sustituyendo las compras de Antigliadina, un anticuerpo utilizado en el diagnóstico de la enfermedad celíaca, y nos proponemos hacer lo mismo con un sistema de cultivos celulares para el diagnóstico de enfermedades autoinmunes, como algunas reumáticas”, afirma Jaime Borta, director de Biocientífica SA
Más allá de estos casos desde la secretaría de Ganadería y Agricultura se piensa desarrollar un programa estratégico, que incluso podría contemplar la producción de insumos para la industria.
“Queremos salir de la idea dominante de la soja y el maíz transgénico y pensar en desarrollos que beneficien a otros sectores, apuntando por ejemplo, a producir enzimas para la industria textil, plásticos y de cueros, entre otras”, sostiene Claudio Sabsay, subsecretario de Política Agropecuaria y Alimentos de la SAGPyA.
Aunque por ahora no alcanza el nivel de las potencias mundiales en Biotecnología - básicamente EEUU, Canadá e Inglaterra- la Argentina demostró hace un tiempo que está en el pelotón de avanzada cuando el laboratorio nacional Bio Sidus anunció la producción de la hormona de crecimiento humana, a partir de una familia de vacas clonadas.
Por lo demás, un trabajo de la CEPAL, firmado por Carmen Vicien, asegura que la temprana puesta en funcionamiento de un sistema nacional de bioseguridad ha sido un factor fundamental para la expansión de la biotecnología en el país.
Pero lo bueno además, es que el notable desarrollo de la disciplina en el país no deja de lado a las Pymes del sector, que ratifican así su capacidad de agregar valor y crear empleo calificado.