Por Nino Fernández
Hora de Pymes
6 de octubre de 2004
Vienen de una etapa que muchos definen como “la peor de la historia”, al punto que se resisten a compararla con otros momentos no menos nefastos, como el ‘rodrigazo’ o la hiperinflación.
Consideran que la Convertibilidad fue una fórmula de aniquilamiento progresivo de pequeñas y medianas empresas, con el cruento epílogo de la Gran Crisis, a la cual apenas sobrevivieron para contarlo.
Así es que relatan con lujo de detalles las dificultades para competir con productos que ingresaban a precio de dumping, la imposibilidad de hacer pie en mercados externos o simplemente mantener el nivel de ventas en el ámbito local.
Luego saltan unos años y, sin cambiar de tono, recuerdan cómo fueron sorprendidos con deudas en dólares y ventas a cobrar en pesos; el problema de no poder importar insumos y cómo fue que encontraron la vuelta para producirlos en casa; o qué fue lo que les dijeron a los operarios cuando descubrieron que no tenían cómo pagarles la quincena.
Son los hombres y mujeres que están al frente de las Pymes locales. Las mismas que, tras resistir durante todos esos años, hoy son el 95% de las empresas del país, representan más del 80% del empleo pero explican sólo el 54% del Producto Bruto.
Un conjunto heterogéneo de empresas, de las más diversas industrias y servicios, que para muchos especialistas enfrentan la posibilidad de ocupar un lugar preponderante en la economía nacional. Era hora.
El contexto
Otro perfil macroeconómico, la progresiva normalización de algunos sectores críticos, sumada a la estabilidad y, sobre todo, cierto sesgo productivista de la gestión económica, son las condiciones que están dando lugar a un marco propicio para el desarrollo de estas empresas.
Algo que no sólo se pone de relieve en el dato de que sobre las espaldas de las Pymes se sostuvo el proceso de sustitución de importaciones que siguió a la devaluación, sino además en el desempeño exportador de este segmento empresario.
Según Cancillería, en el primer semestre de este año la cantidad de micro y pequeñas empresas que hicieron alguna operación de venta al exterior se incrementó 22%, exactamente el doble de lo que aumentó el número de grandes empresas exportadoras.
Y si de valores se trata, las exportaciones de las más chicas crecieron 28%, mientras que las ventas de las medianas aumentaron 13% y las de las grandes un 12%.
Claro que, a pesar de todo, las Pymes en conjunto sólo embolsan el 13% de los dólares que ingresan al país por exportaciones, una participación que mejora en los últimos años y que demuestra un aumento en los embarques de manufacturas.Consolidar esta tendencia es fundamental para mejorar la entrada de divisas y el nivel de empleo. Y para esto, buena parte de las Pymes también están haciendo su aporte.
Objetivo: “Crecer”
Más allá de la coyuntura, en la que no faltan dificultades, como el escaso financiamiento o la caída de la rentabilidad de algunos sectores por efecto de las asimetrías en la integración regional, está claro que las Pymes hoy tienen otras expectativas.
De hecho, encabezan la fuerte recuperación de la inversión que muestra la economía este año, que podría alcanzar el 18 % del PIB, constituido en el pico de la década pasada.
Pero además, muchas de estas empresas, en sus diversos grados de desarrollo, están dando pasos concretos hacia la madurez requerida para alcanzar el objetivo de un mayor protagonismo en la economía nacional.
Algunas toman conciencia de los beneficios del trabajo en blanco y la formalidad; otras de la necesidad de profesionalizar los cuadros jerárquicos y capacitar sus recursos humanos.
No son pocas las que están certificando normas de calidad o de medio ambiente y cada vez son más las que pierden el miedo a asociarse, incluso con sus competidoras.
Por todo esto puede afirmarse que una parte importante de la comunidad Pyme ya no piensa en sobrevivir, sino en crecer en forma sustentable. Y no es poca cosa.