Lo dijo uno de los administradores de "La Salada", una de las principales bocas de expendio de la producción de los talleres textiles cuestionados
En la Argentina no hay esclavitud. Los bolivianos vienen a trabajar.
Los bolivianos que vienen de su país a la Argentina quieren ir de la cama a la máquina y de la máquina a la cama, porque vienen acá a ganar plata. No es que uno esté con un látigo o apuntándoles con una escopeta sino que ellos quieren trabajar tres meses y volver a Bolivia porque allá no hay trabajo.
La temporada tiene tres meses y saben que tienen que aprovecharla a pleno, incluso hasta trabajando las 24 horas del día.
Por eso, yo afirmo que acá no hay esclavitud. Esclavitud es cuando pagan dos pesos y no dejan a la persona ni levantarse para ir al baño. Esclavitud es lo que hacen las grandes empresas en conjunto con los sindicatos. Es estar en una máquina cosiendo sin poder respirar ni hablar.
Por otra parte, también es mentira que haya una red clandestina que trae bolivianos a nuestro país de manera engañosa, ellos vienen a trabajar y no quieren salir ni a la esquina porque se quieren llevar todo el dinero a Bolivia. Vuelven a su país y traen más gente, que sabe que vienen a trabajar y cuánto van a ganar.
Si hablamos de responsables, la sociedad argentina completa es responsable de toda esta situación. Responsables son los gobiernos que destruyeron este país y que no generaron mano de obra.
El problema es que acá no hay reglamentación y no hay contraprestación a cambio de lo que se cobra.
Por ejemplo, piden un documento, pero tardan tres años en otorgárselo a un boliviano que viene a trabajar por tres meses y el Estado cobra el 35 por ciento en concepto de ganancia y a cambio no da nada. No hay créditos, hospitales ni escuelas.
Si repasamos la historia reciente, vemos que en la Argentina, gracias a Carlos Menem, nos quedamos sin mano de obra. No se inculcó la cultura del trabajo, era más fácil comprar una máquina en el extranjero que comprar una máquina nacional.
Menem destruyó la industria nacional y destruyó la cultura del trabajo. No hay mano de obra especializada, se rompió la cadena de producción.
Para solucionarlo hay que generar talleres de arte y oficio. Por eso, en la Salada estamos haciendo la ACCIP con la idea de armar un colegio para enseñar a coser, a cortar y todo lo necesario para darles salida laboral.
Yo no quiero que vengan los extranjeros. Nosotros tenemos capacidad, pero somos vagos.