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3 de diciembre de 2024
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Por Raúl Zylbersztein
Por la industrialización del cuero
El titular de la Cámara de Manufacturas del Cuero y Afines elogió la derogación de la medida que bajaba del 15 al 8 % las retenciones a exportaciones de cueros crudos, pero pidió incentivos para que se industrialice el 100 % de los cueros argentinos
12 de abril de 2006
Tras cinco meses de cuestionada vigencia, el Ministerio de Economía decidió derogar una medida, firmada por el ex ministro Roberto Lavagna que, paradójicamente, en el marco de un proceso de reindustrialización nacional, desalentaba la generación de valor agregado en la cadena de valor del cuero.

Se trata del decreto 655/05, que había reducido las retenciones a las exportaciones de cueros crudos, salados y wet blue del 15 a 8 por ciento.

La medida había sido impulsada por los frigoríficos sobre la base de que supuestamente frenaría los aumentos en el precio de la carne porque incrementaba el valor del recupero.

No obstante, esa resolución, lejos de contener el precio de la carne, produjo efectos recesivos en la industria manufacturera.

Los resultados de la medida demostraron que las advertencias de la Cámara Industrial de las Manufacturas de Cuero y Afines (CIMA), realizadas desde octubre, estaban correctamente fundadas.

Primero, porque el precio de la carne se incrementó desde entonces entre 25 y 30 por ciento.

Segundo, porque se puso en riesgo a la Argentina de desabastecimiento de materias primas imprescindibles para la industria local del cuero.

Tercero, porque las remesas al exterior de cueros sin proceso industrial se multiplicaron por 20.

Por último, porque se registraron aumentos en los costos de la materia prima que alcanzaron el 63 por ciento.

Todo ello derivó en que se profundizara la crisis de la industria del cuero.

Durante 2005, los productores del sector fueron los únicos que experimentaron un preocupante retroceso en sus niveles de empleo, según las cifras del INDEC.

Mientras que el índice de ocupación a nivel general tuvo un repunte del 6,7 por ciento, el de manufacturas del cuero cayó un -2,2 por ciento.

Y en materia de horas trabajadas, los guarismos registraron un crecimiento general de 6,3 por ciento contra una baja de -4,9 por ciento para los productos de cuero.

No obstante, la derogación de la medida ratifica la voluntad del Gobierno de llevar adelante una política de reindustrialización. Esta es una señal para seguir realizando inversiones productivas.

Las Pymes del sector, mano de obra intensivas, necesitan que crear puestos de trabajo vuelva a ser rentable en la Argentina.

De todas maneras, la derogación de la medida no soluciona el problema que causó sobre el precio del cuero.

El desequilibrio producido en el mercado ha sido tal que hacen falta otras acciones de política pública para poner los precios en su verdadero nivel.

El valor del cuero se ha comportado como un alud, la disparada se inició con muy poco, pero para detener el alud se necesita de una fuerza mucho mayor a la que lo puso en marcha.

Esto fue una pulseada para no retroceder a la época de la colonia.

Ahora es preciso encontrar mecanismos para crecer y que se manufacture en el país mucho más que el actual 15 por ciento de los cueros argentinos.

Hay que generar los incentivos necesarios para que se industrialice el 100 por ciento de nuestros cueros como medio de generar recursos, empleos y bienestar para todos los argentinos.

Cabe destacar, asimismo, el compromiso social de la cadena del cuero.

A pesar de los graves perjuicios causados y la escalada de precios del cuero crudo, los sectores del cuero resignarán rentabilidad en pos de no generar inflación, y a la espera del acomodamiento de la industria luego de la artificial distorsión sufrida.

En concreto, las cámaras de los distintos sectores firmaron un acuerdo con la ministra de Economía, Felisa Miceli, donde las curtiembres se comprometen a retrotraer el precio del insumo al primero de marzo de este año, mientras que los sectores de manufacturas y calzado mantendrán los precios establecidos para sus productos en enero, fecha de inicio de la temporada.

El acuerdo de precios firmado es soportado por las empresas del sector curtidor, calzado y manufacturas que venden en el mercado local.

A su vez, los grandes exportadores y los productores locales y el Estado deberían confluir también en un proyecto común para avanzar en la industrialización y sepultar definitivamente la idea de algunos de exportar nuestras riquezas naturales y mantener el arcaico modelo agroexportador, que beneficia a unos pocos y somete a la mayoría.