Por Mirta Pérez
No hay justificativos para matar
25 de octubre de 2008
Me doy cuenta de que puedo referirme a la inseguridad desde todos los lugares, como víctima, como la mamá de Santiaguito, que tenía ocho años cuando nos asaltaron en el año 97 y murió en ese terrible asalto de un tiro en la cabeza (mi hijo era un menor), la diferencia es que él no tiene derechos humanos, no tiene futuro, ésa es la gran diferencia con los menores que asaltan y matan. Al comprometerme con este tema tan grave llegué a ser diputada de la Nación, hice la reforma del Código Penal (sumatoria de penas) en el año 2004.
Teniendo en cuenta que la Justicia está cinco años atrasada en la provincia de Bs.As. y las leyes no son retroactivas. También presenté, entre otros, un proyecto para bajar a 14 años la edad de imputabilidad penal.
Al comprometerme con este tema tan grave llegué a ser diputada de la Nación, hice la reforma del Código Penal (sumatoria de penas) en el año 2004. Teniendo en cuenta que la Justicia está cinco años atrasada en la provincia de Bs.As. y las leyes no son retroactivas. También presenté, entre otros, un proyecto para bajar a 14 años la edad de imputabilidad penal.
La inimputabilidad de los menores en la Argentina está tergiversada. Que un menor sea inimputable no significa que si comete un delito lo manden a su casa y eso es lo que hacen la mayoría de los jueces, ni siquiera investigan cómo es su
grupo familiar. Si tiene un padre abusador o si la familia vive de lo que el menor roba. La Policía detiene todo el tiempo a menores asaltando a mano armada, a veces tres o más veces por semana al mismo chico y un juez da la orden de que lo liberen.
Eso es no cuidar a la sociedad que pretende vivir en paz. Son jueces abolicionistas del Código Penal, despenalizadores hasta dejar de lado el sentido común. Pero tampoco protegen a esos menores delincuentes, porque deberían mandarlos a un instituto donde puedan llegar a salir resocializados.
Dejarlos una y otra vez que se sientan tan impunes va en contra de los que queremos tener el derecho de salir a la calle
en libertad. Es inútil el trabajo policial porque cuando saca de circulación a un delincuente, un juez lo vuelve al circuito delictivo.
Cada banda comete de seis a ocho asaltos por día, cuando la Policía los detiene: ¿cuántos robos y muertes menos son por día, por semana, por mes? Algunos de estos funcionarios justifican diciendo que es culpa de la pobreza y pensar eso es faltarle el respeto a la gente que sale de los lugares más humildes para ganarse el pan. Matar impunemente a un anciano para robarle, torturar a una criatura violándola es de bestia y no tiene justificativo. También algunos dirán
que este tema se soluciona con educación y trabajo, puede ser, dentro de veinte o treinta años veremos los resultados si se empiezan a ocupar de la educación y el trabajo ahora. Decir eso es negar la realidad, porque yo sé lo que es una familia destrozada, ¿alguien puede entender o se puede imaginar lo que significa que le maten a su hijo en sus brazos? Nadie está libre de eso como están las cosas.
En el Congreso Nacional una de las comisiones que yo integraba era Legislación Penal, cuando tratamos la inimputabilidad de los menores invité a jueces de menores, médicos legistas, psiquiatras de treinta años de profesión y coincidieron en que un menor de catorce años comprende perfectamente la criminalidad de sus actos, incluso con menos edad.
Obvio que la ley no serviría de nada si se los trata como a mayores penalmente pero después un juez le da libertad condicional o salidas transitorias para volver a su trabajo habitual que es asaltar a mano armada.
Ahora bien, estamos hartos de diagnósticos, los muertos en asaltos se suceden día a día, contra esa verdad no hay argumentos. ¿Qué hacer? A mi entender, en forma urgente, ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires y de la Nación, revisar todos los casos de libertades condicionales, transitorias y liberación de menores, dadas por los jueces y si los que gozan de estos beneficios tienen antecedentes de delitos graves revocarlas inmediatamente, además a esos jueces que tan livianamente los otorgaron, iniciarles el proceso judicial que les corresponda por poner en peligro la integridad de los ciudadanos. ¿Se puede decir que ellos no son culpables de esas muertes gratuitas de vecinos honrados? Aunque no apretaron el gatillo, ellos propiciaron esas muertes. Y por último… A los que no aceptan la pena de muerte les comunico que en la Argentina existe, sólo que la aplican los delincuentes, la decretan y la llevan a cabo inmediatamente.
¿A quién le tocará mañana? Hay una sola verdad, delincuente preso, delincuente que no mata ni viola.
* Mamá de Santiaguito, ex diputada nacional, presidenta de la Asociación de Víctimas de la Delincuencia.