Por Alejandro Ramírez
Preocupación por el futuro del agro
12 de septiembre de 2008
Existe una verdadera preocupación por el futuro del sector agropecuario, ante los últimos acontecimientos nacionales e internacionales. La debacle financiera de importantísimos bancos estadounidenses ocasionada por la burbuja hipotecaria, hizo que muchos inversores busquen refugio en comodities como el petróleo, los metales y los agropecuarios.
Pero a medida que fue pasando el tiempo, la burbuja que se desinflaba en las hipotecas norteamericanas comenzó a formarse en los otros comodities nombrados. Así es que al comenzar a ser más notable el freno de las economías consumistas como EEUU, Europa y el sudeste asiático, hizo que bajaran las expectativas de aumento de los valores del petróleo, llegando a bajar las cotizaciones a niveles cercanos a los 100 dólares.
Lógicamente también bajaron los metales preciosos. Otro factor que comenzó a impactar en las economías del mundo es la decisión de los inversores que al salir de las posiciones compradas en comodities, comenzaron a posicionarse adquiriendo dólares y bonos a largo plazo de la reserva federal de los EEUU.
Entonces, al subir la cotización del dólar y bajar el petróleo y los metales, el precio de los granos y subproductos tomó una clara tendencia negativa. Así es como vemos que hace 60 días la soja cotizaba 600 dólares por tonelada, hoy cotiza apenas en 440 dólares. El trigo llegó a valer 450 dólares por tonelada, actualmente cotiza 270 dólares por tonelada. En el caso del maíz y el girasol ocurrió algo similar.
Siempre hablando de valores de cotizaciones en los mercados norteamericanos. Y esto repercute en la rentabilidad de los productores nacionales, ya que los insumos quedaron a valores altos, ya sea por importación o por producción nacional, y los ingresos son menores por la baja de los valores internacionales. Para colmo de males, al tener las retenciones fijas nuevamente, ya no importa el valor al cual cotice cada grano. Suban o bajen los precios, los alícuota es siempre la misma.
Si los precios continúan bajando vamos a llegar a considerar que las retenciones móviles no eran tan malas (¿).
Pero en definitiva, el hombre de campo argentino ve como se van diluyendo las posibilidades de vender sus producciones a precios que llegamos a tener hace 60 o 90 días atrás. Además, ante el aletargamiento demostrado por el gobierno nacional ante la implementación de cualquier nueva medida para el sector agropecuario hace que los empresarios del sector ni piensen en llegar a invertir su dinero en nuestro país. Así es como vemos a conocidos ( y de los otros) empresarios del campo que están invirtiendo ya sea comprando o arrendando campos en Uruguay, Paraguay y Brasil.
Y no lo hacen como una mera inversión especulativa, sino para criar ganado o sembrar granos. En definitiva, producir. Es decir, lo que no los dejan hacer en nuestro país, lo terminan haciendo en tierras vecinas. Toda una incongruencia.
Seguimos agobiando a los productores agropecuarios con todo tipo de impuestos (nacionales y provinciales), seguimos interviniendo indiscriminadamente en los mercados quitándole su transparencia, no damos señales claras de cambios en las políticas agropecuarias a largo plazo, en definitiva, no creamos ningún tipo de expectativa positiva hacia el futuro.
Por eso, si los empresarios argentinos ven el futuro negro, esta vez, algo de razón tienen.