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21 de noviembre de 2024
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Por Alejandro Ramírez
Viveza criolla no es exclusiva de argentinos
15 de agosto de 2008
El sector agropecuario con sus producciones e insumos viene dando que hablar no solamente en nuestro país por los hechos conocidos por todos, sino también en el resto del planeta por diversas circunstancias.

En el momento de la gran locura de las subas de las cotizaciones de los granos y sus subproductos, además de ser justificada por el aumento de la demanda asiática de alimentos, los analistas internacionales daban cuenta que el aumento de los precios del petróleo y la baja en la cotización del dólar eran los principales motivos de recalentamiento de los valores de los comodities agropecuarios.

Así fue como la cotización del oro negro pasó de los 70 dólares el barril a los 145 dólares (valor máximo histórico). En ese momento, los precios de los granos volaban, también tocando máximos de la historia. Esta suba coincidía con las bajas en las cotizaciones del dólar contra las otras monedas referenciales del mundo, como son el yen y el euro. Así fue que el precio de los combustibles subieron, el de los alimentos también y el de los insumos agropecuarios derivados del petróleo, del fósforo y de otras materias primas primordiales también. Y estos valores llegaron a niveles impensados en el ciclo pasado, con subas de hasta un 80% de su valor.

Pero desde hace unos 30 días, las cotizaciones se dieron vuelta. La soja perdió un 30% de su valor, el trigo bajó un 40%, el maíz un 35% y el petróleo bajó un 23%. Al producirse semejante baja en las cotizaciones, en especial del petróleo, muchos importadores argentinos creyeron que el nivel de precios de los fertilizantes y agroquímicos también caerían en una proporción bastante cercana a la realidad.

Pero esto no fue así. Los valores quedaron a niveles de cuando el petróleo llegó a valer ese valor máximo de 145 dólares el barril. Para colmo de males, en nuestro país, a pesar del grave conflicto entre el gobierno nacional y el campo, las empresas invirtieron trayendo mercadería del extranjero, pagando precios altísimos.

Lógicamente esta situación se veía justificada en ese momento, ya que muchos analistas indicaban que la bonanza de precios iba a continuar al menos para los próximos 5 años.

Recordemos títulos de medios nacionales que decían que el valor de la soja sería imparable y que el petróleo llegaría en el corto plazo a cotizar cercano a los 200 dólares el barril. Nada de esto pasó, sino al contrario, las bajas en las cotizaciones fueron muy importantes en muy poco tiempo.

Y el escenario nacional quedó de la siguiente manera. Los productores se encuentran con que la mercadería a producir hoy vale un 30/40% menos que hace 90 días atrás. Que los insumos (fertilizantes y agroquímicos) valen un 50/60% más que hace un año atrás, y no tan solo por una decisión de compra por parte de las empresas importadoras que las realizaron en la cresta de la ola, sino por la viveza (justificación del título) de los países productores como India y China, que no acomodaron los valores de sus productos a los vaivenes de precios antes mencionados. Y aquí vemos una vez más que los argentinos no somos los más piolas del mundo.

Alguna vez debemos aprender que en oriente comenzó el comercio, hasta con la “invención” de los mercados de futuros de mercaderías. Por ello, es como que estaríamos pagando todas las vivezas criollas que en algún otro momento le hicimos sufrir a los habituales países consumidores de nuestros productos.

En definitiva y vemos que pasa en todas partes del mundo, cuando las materias primas básicas (caso petróleo) suben, suben todos los precios de sus derivados, pero cuando estas bajan... Alpiste.

Una lección que lamentablemente debemos pagar todos, pero sirviendo de experiencia para el futuro, con mercados cada vez más volátiles y menos transparentes.