La familia entera del presidente corrió un grave riesgo a bordo del avión de la flota presidencial. Sepa qué les ocurrió a los altos funcionarios del Gobierno y a sus hijos
Por segunda vez en pocos días la vida de Cristina de Kirchner estuvo a merced del mal funcionamiento de un avión: ayer se conoció que el domingo, cuando regresaba junto a Néstor Kirchner y a sus dos hijos (Máximo y Florencia) al Tango 01 se le recalentó uno de sus motores y debió descender a 1.200 metros, una altura que (para una máquina de ese porte que viaja a 900 km/h) implica que cualquier pozo de aire más o menos serio puede terminar en un desplome a tierra.
El Tango 01 es un Boeing 757, un biturbina adquirido durante la presidencia de Carlos Menem en 1992, y que -según todos los expertos- no debería hacer sólo vuelos cortos (como de Río Gallegos a El Calafate, por caso). De hecho, es el segundo percance serio que sufre el aparato con el presidente Kirchner a bordo: el anterior había sido el 19 de octubre de 2004, poco después de que la comitiva presidencial partiera hacia Paraná desde Aeroparque. Igual que el domingo, el desperfecto ocurrió en la motorización del avión: la turbina izquierda se incendió y el aparato debió practicar un aterrizaje de emergencia.
Hace algunos días, la entonces candidata Cristina de Kirchner viajaba a un acto de campaña en Santa Fe y el avión en el que se desplazaba (un Gulf Stream) hizo varios trompos en la anegada pista de la terminal aérea santafesina, sin que ninguno de sus ocupantes resultara herido.
Si bien el Tango 01 es responsabilidad de la Secretaría General de la Presidencia que comanda Oscar Parrilli, su mantenimiento -como toda la flota de aeronaves que usa el Presidente, denominada «Agrupación Aérea Presidencial»- es tarea de la Fuerza Aérea.
El domingo el matrimonio Kirchner y sus hijos retornaban de Río Gallegos luego de votar, y se dirigían a Aeroparque para dormir la siesta en Olivos y festejar en el Hotel Intercontinental horas más tarde. Sin embargo, el domingo fue la turbina derecha la que jugó en contra de los Kirchner: se recalentó en vuelo por lo que los pilotos debieron descender de los 10.000 metros de altura de crucero a los 1.200 metros.
Casi como anécdota, y según expertos en monarquía, ese vuelo contradijo todas las normas que se aconsejan para los reyes: nunca la pareja real viaja en la misma máquina. Y mucho menos con sus hijos, herederos del trono.
El avión había quedado a nuevo tras el « repaso» general practicado en los hangares de la Israeli Aereal Industries (IAI) en el aeropuerto Ben Gurion, hace tres años, a un costo de menos de u$s 1,5 millón. La supervisión de los motores específicamente quedó en manos de su fabricante, Rolls Royce.
Sin embargo, desde entonces el mantenimiento quedó en manos de la devaluada Fuerza Aérea, acogotada por la falta de presupuesto que le impuso este gobierno en general y la ministra de Defensa, Nilda Garré, en particular. Podría decirse entonces que si aviones militares tienen accidentes muy seguido por falta de mantenimiento, ¿por qué no podría tener percances el Tango 01 que, después de todo, transporta al comandante en jefe de las tres Fuerzas Armadas? Ahora el gobierno intentará determinar -según sus fuentes- si el desperfecto se debió a fallas en el mantenimiento o estructurales, y luego encontrar a los presuntos responsables.