Juergen Klinsmann dijo hoy que estaba "orgulloso" de la selección alemana que disputó el Mundial 2006 y que perdió hoy en semifinales ante Italia por 2-0.

"Creíamos que íbamos a ser campeones hasta que Italia marcó los dos goles. El fútbol escribe estas historias y por eso es tan fascinante", afirmó el técnico al final del partido.

Klinsmann describió el ambiente en el vestuario como "silencioso". "Los chicos están todos sentados, cabizbajos. Es un amargo trago perder en el último minuto de la prórroga. Es difícil poner en palabras la decepción".

"Intenté decirles que el equipo puede estar muy, muy orgulloso de haber hecho un fantástico torneo, de haber enseñado la nueva cara del fútbol alemán. Desde el primer partido llegamos al límite, y se pueden llevar muchas cosas positivas de este torneo. Hicieron sentir a todo el país muy orgulloso".

El "Kaiser" Franz Beckenbauer, uno de los que más lo criticó antes del Mundial, ya pidió nada más concluir el choque en Dortmund que Klinsmann continúe, pero el ex delantero prefiere pensarlo con la cabeza fría.

"No lo sé ni yo mismo. Tengo que reflexionar. Pasaron muchas cosas en los dos últimos años y es muy difícil decir nada en dos días. Lo que venga lo pensaré la próxima semana con mi familia y hablaremos", sentenció.

Klinsmann se negó igualmente a analizar el choque desde el punto de vista táctico. "Es un error ir a los detalles. Alabemos a los italianos, debemos felicitarlos, y así se lo dije a Marcello Lippi, que ahora los apoyamos (para la final). Pero para nosotros es un golpe que hay que tragar y que nos tragaremos".

El técnico concluyó pidiendo un último esfuerzo a sus jugadores para compensar el apoyo del "fantástico público" y ganar el partido por el tercer puesto, que disputará el sábado en Stuttgart contra el perdedor de la semifinal que disputan mañana en Múnich Portugal y Francia.

"Duele, pero tenemos que levantarnos. El sábado debemos dar a los espectadores un buen partido y después veremos (qué ocurre con mi futuro)", concluyó.