El genial mimo francés falleció este domingo a los 84 años. Fue el más grande en su especialidad. El mundo del arte llora al incomparable "Pierrot"
El mimo francés Marcel Marceau, considerado el Charles Chaplin de las tablas, falleció ayer a los 84 años, anunció hoy su familia a la AFP sin precisar ni el lugar ni las circunstancias del deceso.
Nacido el 22 de marzo de 1923 en Estrasburgo (este de Francia), Marcel Marceau llevó el arte del mimo a cotas inalcanzadas paseando por el mundo a "Bip", el mítico Pierrot moderno que creó en 1947 y que lo hizo célebre.
"Entra en nuestras casas con paso de ladrón y con el terrible descaro del claro de luna", solía decir el artista francés Jean Cocteau de "Bip", un chiflado de rostro blanco y ojos de sorpresa con la boca desgarrada de un trazo rojo, presa de las dificultades del mundo moderno.
Admirado como par de Charlie Chaplin y Buster Keaton en Estados Unidos, venerado en Japón, pero también en América Latina o en Rusia, el inventor de la marcha contra el viento había inspirado el estilo de baile "Moonwalker" de Michael Jackson e influenciado al bailarín ruso Rudolf Nureyev.
De apariencia frágil pero con gran vivacidad, Marceau fue el artífice del renacimiento, tras la Segunda Guerra Mundial, del arte de la pantomima, que había sido opacado por el cine mudo de Chaplin, Keaton o El Gordo y el Flaco (Laurel y Hardy).
Unica ´troupe´ de mimo en el mundo en los años 1950 y 1960, la Compañía Marcel Marceau actuó en los principales teatros de Francia y del extranjero, cosechando un gran éxito.
De 1969 a 1971, Marceau animó la Escuela Internacional de Mimo, antes de crear la Escuela Internacional de Momodrama en París en 1978.
Reconocido en todo el mundo por su versatilidad teatral mímica, Marceau fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, y se hizo merecedor de una gran cantidad de premios, incluyendo el Deburau (1948), además de dos premios Emmy por sus programas de televisión.
En 2005, a los 82 años, efectuó una gira de despedida por América Latina, que le llevó a Cuba, Colombia, Chile y Brasil.
A principios de la década, Marceau todavía realizaba unas 250 representaciones por año en todo el mundo.
"La pantomima es un arte que hipnotiza. Es un leguaje universal", decía aquel que había descubierto su vocación riendo, cuando era niño, las farsas de Charlot en una sala de cine.
Durante un encuentro fortuito con Charlie Chaplin en 1967 en el aeropuerto Orly de París, Marceau había imitado a Charlot con su peculiar andar y su bastón, antes de besar a su "dios" con lágrimas en los ojos, le gustaba recordar.
Hijo de un carnicero que murió deportado al campo de concentración nazi de Auschwitz, Marceau había entrado en la Resistencia francesa en 1944.
"La gente que volvía de los campos de concentración no podía hablar, no sabía cómo contar. Yo me llamo Mangel y tengo orígenes judíos. Tal vez eso haya influido inconscientemente en mi elección del silencio", confió en una entrevista al diario francés Le Monde en 1997.