El 41% de los autos y el 35% de los transportes de carga que circulan diariamente por la Ciudad de Buenos Aires llevan los vidrios altamente polarizados, de acuerdo a un estudio realizado el mes pasado por la Asociación Luchemos por la Vida, en el cual se observaron 4.262 vehículos.

"Los vidrios polarizados son un grave peligro porque reducen la visibilidad del conductor hacia el exterior, especialmente por la noche. También es riesgoso que los demás no puedan ver qué está haciendo un conductor, por ejemplo, para alejarse de él si es que está manejando distraído. Por último, entorpecen la visión del camino que se logra al mirar a través de los vehículos que van adelante", resume el presidente de Luchemos por la Vida, Alberto Silveira.

Román Sgaramello, titular de la Asociación Profesional de Accidentología Vial, explica que "algunos autos salen de fábrica con una tonalización suave en sus vidrios, para atenuar el impacto del sol, pero ninguno con los vidrios polarizados. Y la ley prohíbe cambiar la configuración original de los vehículos".

El Código de Tránsito porteño prohíbe la circulación "con vidrios tonalizados tales que impidan distinguir a sus ocupantes". Por su lado la ley Nacional de Tránsito establece que los vidrios deben tener "el grado de tonalidad adecuado". La reglamentación de esta ley fija la polarización de los vidrios hasta un 25% de la transmisión luminosa en los parabrisas y hasta un 30% en los demás.

El gobierno de la Ciudad, que tiene la responsabilidad de controlar el tránsito, asegura que labró en 2006 6.326 actas de infracción por vidrios polarizados y 3.276 en lo que va de este año.

Sin embargo, fuentes la Unidad de Control de Faltas, que es donde se procesan las infracciones, revelaron que nunca se reciben actas por este motivo.

Es cierto que no se conoce ningún número sobre la influencia de las dificultades de visibilidad que generan los vidrios polarizados en los accidentes viales, que por otro lado suelen ser el resultado de más de un factor. Pero los especialistas coinciden en que la peligrosidad existe.