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23 de noviembre de 2024
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Cristina Kirchner: "Ganar dinero no es un pecado"
Lo dijo ante 600 empresarios. Defendió las cifras del INDEC y habló del dólar, el FMI, el campo y la situación energética. Minimizó el impacto de la crisis financiera
5 de septiembre de 2007
Con asistencia empresaria perfecta, la senadora y candidata K Cristina Fernández rompió la racha del kirchnerismo con los hombres de negocios nucleados en IDEA.

En un encuentro que realizó esa entidad —el presidente Néstor Kirchner nunca fue a ninguno en su gestión— la aún legisladora remarcó que "ganar dinero no debe ser considerado pecado".

Su presencia no fue la única diferencia que la senadora marcó con el Presidente. Llegó puntual al Sheraton, apenas pasadas las 13. Sin embargo, su discurso se demoró 20 minutos porque hubo que agregar casi 200 sillas a las 450 ya instaladas para quienes se sumaron a escucharla.

La excusa del encuentro de IDEA —agrupa a las 340 empresas que más facturan— fue un informe energético. No estaba pautado que la senadora se refiriera a ese tema (se había expuesto antes de que llegara), pero no lo evitó.

Aunque en sintonía con la visión K, la senadora insistió en que "debemos abordar el tema energético como un problema mundial". Y remarcó que "prefiero las tensiones del crecimiento que las que producen las crisis".

Cristina desplegó un discurso económico, pausado, en tono tranquilo, en el que insistió con la idea de "articular un acuerdo social". De todos modos, disparó dos chicanas glamorosas.

Dijo que tanto la industria como el campo fueron los motores de la reactivación. "El campo a veces se queja porque considera que contribuyen en demasía con el superávit, pero no hubieran crecido tanto sin el subsidio del Estado a los combustibles".

"Tal vez desde el lugar menos pensado por el empresariado, en mayo del 2003 surgió un modelo económico que pretende incluirnos a todos". Y agregó: "Ese fue un punto de inflexión, hay que entender que la economía es un círculo virtuoso donde todos ponemos un poco".

La de ayer fue casi su presentación en sociedad ante un auditorio de hombres (literalmente) de negocios. Ocupó la mesa principal junto a los principales directivos de IDEA: su presidente, Gustavo Ripoll, Guillermo Murchison, José Aranda, Andrés Von Buch, Carlos Tramutola, Alex Bottan, Clarisa Estol y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el único funcionario del Gobierno que acompañó a la senadora.

De todos modos, entre las coquetas mesas, había otras caras familiares para la legisladora: empresarios cercanos al riñón K como el banquero Jorge Brito, Julio Werthein, el titular de Edenor, Alejandro Macfarlane, y el líder de la CGT, Hugo Moyano.

La candidata minimizó el impacto de la crisis financiera internacional en el país y, mirando a futuro, consideró: "Defiendo este modelo económico de autonomía razonable que nos permita la menor vulnerabilidad posible". Y aclaró que su desafío, si llega al Gobierno, será "un tipo de cambio competitivo pero también con más valor agregado".

Tal vez buscando diferencias con el presidente Kirchner, la senadora-candidata destacó que en su encuentro con el candidato a comandar el FMI, el francés Strass Kahn, "me pareció un hombre honesto y les puedo decir que soy relativamente optimista respecto de que ese organismo pueda reformularse".

Sumando más diferencias, Cristina respondió preguntas, aunque fue una ronda breve. Admitió los cuestionamientos al INDEC (el organismo oficial que mide la inflación) y señaló que la metodología para calcular los precios "no es la Biblia ni el Corán". Insistió en que detrás de las mediciones "se juegan intereses; es como con las brujas: nadie cree pero que las hay, las hay".

La cúpula de IDEA quiso saber sobre el gasto público. La aún legisladora adelantó que en el 2008 el superávit "estará en los niveles actuales, cerca de 3,15% del PBI".

"¿Hablé mucho?", testeó la candidata después de más de una hora de discurso, y al ver que recién al filo de las 3 de la tarde comenzaba a servirse el lomo con papas y el helado con frutas y mousee. Recibió sonrisas como respuesta. Estaba sentada en una mesa de caballeros.